Miguel Ángel Rabadán

Stop Celaá

09 de diciembre 2020 - 12:01

Sevilla/Escribo desde la garita del colegio Altair. Me dedico desde hace ocho años a atender la portería. Soy vecino del barrio, antiguo alumno y estoy orgulloso de poder darle al play cada mañana para que la vida de 1.200 familias, profesores y compañeros del PAS comience. Sí, me siento importante porque diariamente tengo la suerte de poder ayudar, servir y atender a toda esta gente que para mí es familia.

No puedo quedarme impasible con lo que está pasando con la ley Celaá. Hago un llamamiento a los antiguos y actuales alumnos, familias, trabajadores ¡Vamos a defendernos! Si Altair pierde su espíritu, sus raíces, nuestro barrio... seré el primero en dejar mi trabajo porque para mí no tendrá sentido y no me vendo a nadie.

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