Ahora que el volcán Cumbre Vieja parece dar síntomas de agotamiento es cuando la población de la isla de La Palma necesita recibir las ayudas que les posibilite rehacer sus vidas, recuperar la esperanza, las ilusiones y las vivencias que han quedado sepultadas bajo la lava. Más que agotados, los palmeros deben estar exhaustos y tienen por delante una penosa y ardua tarea de reconstrucción de sus vidas porque lo han perdido todo. Es absolutamente prioritario que las administraciones se ocupen de facilitar a todos y a cada uno de los afectados las viviendas y los recursos necesarios, y deben hacerlo ya, sin demora, porque la situación es extrema. Estamos ante una auténtica emergencia y como tal debe ser tratada. No es la primera carta ni será la última en la que reclame luz y taquígrafos para saber en qué medida se está atendiendo esta tragedia y qué ayudas están llegando. Y lo seguiré haciendo para que los palmeros sientan que estamos con ellos y para que la Administración responda, en tiempo y en forma, puntualmente, a todos los afectados por esta descomunal catástrofe.