Seguramente habréis escuchado la típica frase de que “en el mundo hay dos tipos de personas...”, y tras dicha afirmación cabe todo. Y es que observando el panorama actual cada vez estoy más convencido de esa realidad: demócratas o republicanos, Trump o Biden, izquierdas o derechas, Iglesias o Abascal, negacionistas o víctimas.

Parece que estamos condenados a la hostilidad, la lucha, la oposición, y ni en los momentos más duros somos capaces de llegar a acuerdos. La democracia no se trata de blanco o negro, de conmigo o contra mí. La democracia es entendimiento, no confrontación, con un objetivo único: el bien de la población, población de la que parecen haberse olvidado.