Aunque la ministra de Educación pretenda esconder la realidad con buenas palabras, la nueva Ley de Educación nace con un claro sesgo ideológico que coloca a la educación en el peor escenario de leyes anteriores. Estamos ante una ley que atenta contra el artículo 27 de la Constitución, que nace sin el consenso y sin el concurso del mundo educativo, entre otras razones, porque se rechazan por sistema las propuestas de los sectores implicados.
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