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Tribuna

Antonio Barrionuevo Ferrer

Doctor Arquitecto

Plaza de la Magdalena, una propuesta de conservación, restauración y remodelación respetuosa (II)

El autor no ve adecuada la reforma de la plaza que acaba de iniciarse esta semana Plaza de la Magdalena. Una propuesta de conservación, restauración y remodelación respetuosa (I)

Las obras en la Plaza de la Magdalena han comenzado esta semana con el levantado de las losas de Tarifa.

Las obras en la Plaza de la Magdalena han comenzado esta semana con el levantado de las losas de Tarifa. / A.B.

El lunes comenzaron las obras en la Plaza de la Magdalena. Este martes vi el acelerado ritmo extrayendo las losas de Tarifa y demoliendo los cuadros de chinos con compresor. Han comenzado por el Área Central para hacer irreversible su conservación. Y hoy no estoy seguro de que la ciudad sea “la casa de todos”. No por ello los ciudadanos debemos perder el derecho a la ciudad.

"La plaza necesita la restauración y conservación del Área Central"

El espacio público de la ciudad es “la casa de todos”. En analogía con ella las calles son las galerías y las plazas los patios, sobre todo los más abiertos por vecinales, que Córdoba supo convertir en patios de flores como gran atractivo de la ciudad. Frente al tránsito la estancia y relación de la ciudadanía.

La Plaza de La Magdalena, decíamos ayer, continúa siendo un apreciado espacio que se abrió en el interior del Centro Histórico de Sevilla. No sólo por sus condiciones de estancia confortable y remanso calmo segregado de la circulación motorizada sino, sobre todo, por poseer un definido carácter que la singulariza sobrevenido por las permanencias de su origen, manteniendo lo positivo de su raíz a través de su evolución en el tiempo, pese haber sufrido pérdidas irreparables con el derribo del caserío que delimitaba sus cuatro fachadas, sustituyéndose, salvo algunas, por edificaciones cada día de menor valía arquitectónica y solidez constructiva. Ya de nada sirve sólo lamentarse y recordar aquellas añoradas imágenes que contemplamos en las postales.

Lo que sí debemos y debería estar a nuestro alcance es valorar las permanencias positivas que aún se mantienen, y se han comenzado a destruir, de la ordenación urbana heredada y actual de su Área Central, como cada día sigue siendo, para el paso de relación entre calles de viandantes que la cruzan, de O´Donnell a San Pablo, de Méndez Núñez a San Eloy, y para el descanso y disfrute de paseantes propios y foráneos que visitan la ciudad.

"¿Por qué destruir su armonía si sólo hace bien la personalidad de esta plaza?"

1. La obra en ejecución, aunque solo sea conocida por la publicación de un dibujo de su planta, y una infografía en la que a la fuente se le dota de un potente surtidor en su taza superior que riega a la musa Caliope, denotando la falta de conocimiento y sensibilidad del proyecto, se basa en ordenarla como una superficie pavimentada continua y extendida por igual a sus cuatro fachadas, en la consideración de que con ello se hace más accesible eliminando los elementos que considera obstáculos, como la forma de los parterres, que en gran medida suprime, o la eliminación de su orden interno, con el objetivo de dotarla de uniformidad.

Y es este el gran error de la propuesta al considerar a la Plaza de la Magdalena como mera superficie abstrayéndose de su propia realidad identitaria y tratarla disponible para hacer tabla rasa con total falta de consideración, y de no haber reparado un instante en sus beneficios sociales, medioambientales, funcionales y características formales disolviendo su lograda habitabilidad por la articulación de sus partes: desprotegiendo su abrigada Área Central de estancia y disolviéndola en su necesario Entorno Perimetral funcional.

Sorprende que se contemple el levantado de las losas de Tarifa para reponerlas en derredor de la fuente. Una operación costosa e innecesaria, que conseguiría borrar su armónico y bello orden geométrico mientras que lo razonable y adecuado es mantenerlas en su sitio y renovar los cuadros de chinos, que sí es una restauración sencilla por ser una capa superficial vertida de aglomerante con la adecuada dosificación y granulometría de los cantos rodados incorporados.

2. La Plaza de la Magdalena está urgentemente necesitada de una propuesta de remodelación que aplique conceptos y técnicas de restauración y de conservación de monumentos al Área Central, por ser uno de los espacios públicos patrimoniales sobresaliente, amable y discreto de la ciudad.

Y, en contraste, la remodelación de su Entorno Perimetral debe ser profunda y una alternativa de ordenación urbana respetuosa y de remodelación integrada cabría basarla, en primera consideración, en la extensión armónica del orden geométrico del Área Central al Entorno Perimetral, consiguiéndose la posible unificación formal del ámbito completo al tiempo que remodelar conservando la estructura profunda y el valor de las partes, planteando que los nuevos materiales a introducir sean adecuados y resistentes para soportar el tránsito de vehículos rodados incluso de gran tonelaje y formato, asegurando la durabilidad y buen estado de conservación que se le debe exigir a las obras públicas por ser a la larga la solución más económica y eficaz, aun programándose que sea peatonal. Y, en primera instancia, eliminar la capa superficial de asfalto vertido para comprobar el estado de la pavimentación que subyace de base, observándose en la falta de asfalto en uno de sus ángulos que es de adoquín de granito.

En cuanto a la necesaria renovación de las instalaciones del ciclo integral del agua, de compañías suministradoras de gas, electricidad, telefonía, fibras ópticas y demás servicios urbanos éstas redes deben renovarse discurriendo bajo el anillo perimetral sin cruzar el Área Central para no producir calicatas que romperían su perfecto orden urbanizador.

3. Es de celebrar la dedicación de la Magdalena como lugar sin circulación motorizada. Un lugar reconquistado para la movilidad activa: para caminar, pasear, sentarse y estar; donde habitar y visitar a través de andar los paisajes urbanos que nos rodean, interpretándolos. Y recorrer el bien estructurado de esta plaza, breve y contenido en distinguidas áreas, y descubrir el anunciado círculo central, crucero coronado por el mármol, allí elevado, de la simbólica fuente que alberga el manantial de la poesía y de la elocuencia en el musical sonido al caer del agua.

¿Por qué destruir su armonía si sólo hace bien para todo el carácter y personalidad de esta Plaza de la Magdalena? ¿Alguien podría saberlo?

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