Tribuna

José Sánchez Herrero

Catedrático Emérito de la Universidad de Sevilla

Corpus Christi en Sevilla, 8 de junio de 2023

El autor defiende que "Dios ha recorrido todas y cada una de las calles de Sevilla en forma de lluvia" Un Corpus atípico en Sevilla: al son de la lluvia y las castañuelas

Una persona contempla, bajo el paraguas, un escaparate de la calle Francos.

Una persona contempla, bajo el paraguas, un escaparate de la calle Francos. / Juan Carlos Vázquez

Esta mañana he escrito a mis amigos: “Dios ha aparecido en nuestras calles hoy, fiesta del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo, Eucaristía) en forma de lluvia. ¡Demos gracias a Dios!.

Ahora más reposado quiero comentarlo. La fiesta del Corpus Cristi es una de las más importantes, de las más festejadas y veneradas por los sevillanos. La fiesta fue instaurada en 1264 por el papa Urbano IV, a ruegos de una religiosa, Juliana de Cornillón, que en 1208 pensó que se debía conmemorar de manera especial el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la Eucaristía.

Pronto la fiesta, nacida en los Países Bajos y aprobada por el Papa, se fue difundiendo poco a poco. Llegó a España. Sin rebuscar y recordar citas, primero comenzó a celebrarse la solemnidad en el la catedral, así la encontramos en León, quizás también por la parte oriental de España. Después a la celebración en la misa propia de la fiesta, se unió la procesión y pronto surgió su cofradía respectiva. En Astorga (provincia de León, pero diócesis propia) se estableció la fiesta, la procesión, la cofradía y un hospital cuyo edificio ha llegado hasta nuestros días

Pronto, pero no me atrevo a dar ahora una fecha, llegó a la ciudad de Sevilla, y Sevilla la convirtió muy pronto en una de sus grandes fiestas o en la más grande. Del siglo XVI conocemos todos los datos. La fiesta la organizaba el Ayuntamiento que invitaba a las autoridades eclesiásticas, a los canónigos, a las cofradías. La procesión recorría las mismas calles que en la actualidad. Cuando la Eucarístía pasaba por la Plaza de San Francisco, frente al edificio de la administración de la Justicia, un ujier se colocaba delante de la Eucaristía, se destocaba y voceaba: “El Señor pasa”. Asistían los oficios con sus carrozas simbólicas, las cofradías por orden de antigüedad, las autoridades municipales y eclesiásticas, el arzobispo si estaba presente, o el obispo auxiliar o el deán de la Catedral en su lugar. Al finalizar el acto, el Ayuntamiento invitaba a los canónigos a un refrigerio.

Esta mañano no ha habido procesión ¡qué pena! No. Dios es muy sabio. Sabe que nos hace falta la lluvia. Hoy ha llovido toda la mañana. Dios ha recorrido todas y cada una de las calles de Sevilla en forma de lluvia. Dios se ha paseado beneficiosamente por Sevilla. Alegría, Aleluya. Demos gracias a Dios.

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