Tribuna

Alfredo Sánchez Monteseirín

Sobre César Pelli y lo que supone su torre

La Torre Sevilla desde el Parque Magallanes.

La Torre Sevilla desde el Parque Magallanes. / Juan Carlos Muñoz

La foto de Pizarro en el especial 20 Aniversario del Diario de Sevilla en la que el alcalde Espadas fija su vista en la ciudad, desde la altura de miras de  ‘la otra  Torre’, es una buena expresión gráfica de lo que realmente supone la Torre Pelli: la Torre Sevilla es hoy un nuevo minarete de nuestra época, desde el que muchos empresarios, y su Cámara de Comercio,  trabajadores, dirigentes y representantes  de instituciones públicas y privadas y de  entidades sociales y y colectivos, junto a muchos visitantes y turistas alojados, se asoman asombrados a la Sevilla del Siglo XXI.

Como nos predijo, con su sencillez proverbial de persona hecha a sí misma, don César Pelli: “vos y yo somos valientes. Y Sevilla ha de serlo para no estancarse”

Cuando, emocionado por la belleza de mi Ciudad, les veo contemplar con admiración el panorama de la Sevilla histórica, del Río grande y poderoso en sus cauces varios, de nuestro Parque Científico y Tecnológico en la isla universitaria y culturalmente activa legada por la Expo 92, de la gran cornisa y los alcores de la Sevilla ampliada…no  puedo más que acordarme de aquellas personas que, junto a César Pelli, hicieron posible esta otra mirada de nuestra sinigual metrópoli.

Una mirada que nació “entre siglos. La de la post-Expo, aquella histórica gran transformación de la ciudad, y la de las peatonalizaciones, el carril bici, las Setas, el tranvía, la primera línea de metro, la apuesta por la dotación en los barrios...”. De todos aquellos que hicieron real la construcción de un sueño: "la Sevilla cosmopolita del siglo XXI, sostenible, justa, igualitaria y activa como capital económica y social”, la Sevilla que queremos, en palabras del Alcalde. 

La Torre Sevilla, como otras tantas innovaciones en nuestra ciudad, encontró muchas incomprensiones iniciales

La Torre Sevilla, como otras tantas innovaciones en nuestra ciudad, encontró muchas incomprensiones iniciales. Y nació de un modo singular.  Allí, en aquel solar, se había decidido hacer un centro comercial y cultura hacía ya mucho tiempo. Pero la autoridad urbanística de la Junta de Andalucía dijo que no se debía ocupar en aquella zona tanto espacio en horizontal, tanto suelo. 

Los técnicos nos dijeron que para mantener la edificabilidad comprometida la solución no podía ser otra que un edificio en altura. Y ocurrió algo habitual en nuestra querida Sevilla. Algo que a muchos dirigentes les hizo, en otros momentos cruciales, venirse abajo cuando les dicen aquello de “no te van a dejar”. ¿Quiénes?. “Los otros”. 

Sevilla no necesita un rascacielos para ser una ciudad moderna. Pero no tiene por qué vetarse a sí misma la posibilidad de un gran edificio de altura

Nosotros, sin embargo, pensamos en ese momento: Sevilla no necesita un rascacielos para ser una ciudad moderna. Pero no tiene por qué vetarse a sí misma la posibilidad de un gran edificio de altura pensando desde la excelencia arquitectónica más sostenible, con un atractivo extraordinario para generar una dinámica económica desconocida por los sevillanos y sevillanos.. Y en un enclave rodeado de referencias arquitectónicas contemporáneas y rehabilitadas que había quedado vaciado tras el 92. 

Nuestro modelo de actuación fue siempre, en toda la ciudad y aquí también, el de construir lo moderno solamente sobre lo destruido o sobre lo vacío. Nunca jamás sobre lo antiguo. Y así, en un descampado, surgió la Torre: un emblema, un hito, un icono que tumbó, y tumba aún hoy día, muchos prejuicios. Que quitó y aún quita muchas telarañas de los falsos techos de esta gran urbe nuestra.

Para ello los promotores convocaron un concurso internacional abierto y tras examinar diferentes propuestas, todas de gran envergadura, los mejores expertos  eligieron el proyecto presentado por el arquitecto argentino César Pelli, el prestigioso arquitecto decano de Yale en los Estados Unidos. Pelli había ya realizado decenas de obras-emblema en las principales capitales del mundo. Y fue destacado como uno de los más importantes de nuestro tiempo a través de centenares de galardones y premios a la calidad y a la monumentalidad de sus obras. Sus diseños renovadores habían traído frescura a la arquitectura urbana universal con la utilización de nuevas formas y materiales.

Pelli siempre defendió la sevillanía del proyecto y su utilidad -más que comprobada y reconocida hoy día- para la ciudadanía

Y con ese enorme bagaje nos trajo su propuesta para Sevilla. Una propuesta que nos explicó siempre con un carácter afable y una humildad que desgraciadamente no suele acompañar a tanta fama. Pelli siempre defendió la sevillanía del proyecto y su utilidad -más que comprobada y reconocida hoy día- para la ciudadanía. Presumía, por ejemplo, de que el recubrimiento “cerámico” de la Torre era un guiño a la arquitectura tradicional sevillana y a la sostenibilidad energética.  

Hace ahora una decena de años se puso la primera piedra de algo más, mucho más, que un rascacielos sevillano. La Torre Pelli es hoy un edificio que acoge a cientos de empresas y de trabajadores en sus 24 plantas y en su podium comercial. Un lugar ganado para la economía que hizo sus obras en tiempos de crisis. Un nuevo eje cultural, un nuevo parque, tomado como  propio por la ciudadanía de Andalucía, España y la Humanidad. Y ganado por Sevilla.

Como nos predijo, con su sencillez proverbial de persona hecha a sí misma, don César Pelli: “vos y yo somos valientes. Y Sevilla ha de serlo para no estancarse”. Descanse amigo. Como escribió Gelman: “nacimos junto a dos puertos distintos / conocemos las diferencias de la sal / vos y yo hicieran un mar desconocido con dos sales/“. 

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