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Confirmada la condena para el padre que abusó de su hijo "en un juego secreto"

  • El Supremo ratifica la pena de tres años y medio para el padre abusador, vecino de Lora del Río

  • Varios vecinos del pueblo, entre ellos el ex teniente de alcalde, apoyan al condenado y piden el indulto

El Ayuntamiento de Lora del Río.

El Ayuntamiento de Lora del Río. / Victoria Hidalgo

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a tres años y medio de cárcel para un hombre que abusó de su hijo, al que decía que se trataba de “un juego secreto” entre ambos y que “no debía contar nada” a otras personas. Llegó incluso a prometerle regalos como recompensa y amenazó con tirarle los juguetes si revelaba lo ocurrido. Los hechos ocurrieron en Lora del Río entre los años 2009 y 2012, cuando el niño tenía entre cuatro y siete años y, evidentemente, no era consciente del significado de estos comportamientos de tipo sexual.

Los abusos sucedieron primero en el domicilio familiar, hasta la separación del matrimonio en el año 2011, y después continuaron en la vivienda del padre. El progenitor tocaba los órganos sexuales del menor, “a veces por encima de la ropa y otras, especialmente cuando lo bañaba, sin ropa alguna”. También le practicaba maniobras sexuales cuando estaba dormido y le tocaba el pene y las nalgas. “Así consiguió en no pocas ocasiones no sólo que el menor bajara su ropa mostrando sus genitales, sino también tocárselos, besarlos y acariciarlos con gestos claramente masturbatorios”, dice la sentencia de la Audiencia de Sevilla, que ha sido confirmada por el Supremo. La víctima creía que estos gestos eran “cosquillas”. La acusación particular, que ha ejercido la madre del niño, ha corrido a cargo del letrado José Roldán Guisado, del bufete M+R Abogados.

El condenado tendría que haber entrado en prisión el próximo 8 de junio, pero su defensa ha presentado un recurso de súplica para suspender la entrada en la cárcel. Desde hace unos meses existe una movilización en Lora del Río para solicitar el indulto para el condenado. Incluso el que fuera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Lora del Río, Álvaro Aranda, llegó a firmar a favor del indulto emitiendo un documento con membrete oficial del Consistorio loreño. Poco después, Aranda sería destituido de este cargo por la polémica interna generada en el PP de Sevilla.

No deja de llamar la atención que un alto cargo público se posicione a favor de un condenado por abusos sexuales a su propio hijo, y respalde esa postura con un documento oficial. Éste es, además, trabajador del Ayuntamiento. “Es una magnífica persona y un gran trabajador”, dice el concejal, que destaca además que el condenado se encarga de cuidar de sus padres enfermos. “Su ingreso en prisión quebraría de manera irreversible su proyecto personal, familiar y profesional”, añade el edil.

No es el único en Lora que ha expresado su apoyo al padre del niño. En el escrito que ha presentado la defensa se incluyen también las peticiones a favor del indulto por parte de la peña sevillista Miguel Herrea Marzo o la asociación cultural Centro Andaluz de Lora del Río, así como varios ciudadanos a título particular. En su escrito, la defensa explica que el condenado está perfectamente integrado en la vida del pueblo, que han pasado más de ocho años desde los hechos y que “la extensión del castigo resulta en la actualidad excesiva, desproporcionada, e incluso por desviarse de ese principio constitucional, injusta por innecesaria”.

La sentencia de la Audiencia, confirmada por el Supremo, es muy dura. Los jueces aseguran que la conducta del padre “provocó en el menor una serie de conductas sexualizadas que extrañaron a la madre”. La mujer llevó al niño a un psiquiatra. Éste apreció “conductas disruptivas” en el menor y recomendó tratamiento psicológico, lo que hizo que la madre lo llevara a una psicóloga. Ante esta profesional, el niño, “tras no pocas sesiones, acabó verbalizando las conductas que su padre realizaba con él”. El crío presentaba trastorno por estrés postraumático crónico y un trastorno disocial. Para la condena se tuvo en cuenta el testimonio del menor, que los jueces califican de “coherente, completo y del todo verosímil”, así como los informes de los profesionales que lo atendieron y también el de la madre, que “impresionó al tribunal como sincera y honesta”.

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