Coria del Río

La concentración de gases sigue al alza en la barriada Guadalquivir

  • El último estudio de la Universidad detecta niveles superiores en algunos compuestos y otros nuevos

  • Los datos se recopilaron en mayo y junio 

  • Los vecinos y el PP anuncian que se irán a los tribunales 

Una de las inspecciones de Emasesa en la barriada, el pasado invierno

Una de las inspecciones de Emasesa en la barriada, el pasado invierno / Juan Carlos Muñoz.

Los vecinos de la barriada Guadalquivir de Coria y representantes de la oposición han desmentido los mensajes que el alcalde, Modesto González (PA), trasladó el martes, tras la reunión de la junta local de seguridad que analizó el problema por la presencia de sustancias químicas volátiles en el alcantarillado. Frente al informe de la Dirección General de Salud Pública, que descartaba afección a personas, y la afirmación de que no hay olores desde noviembre por las medidas que se han tomado, han difundido el estudio del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Sevilla, con datos recopilados en mayo y junio de 2018, en dos muestreos, que concluye que sigue habiendo “elevadas concentraciones” de gases, relacionados con el “problema de olores en la barriada” y que fueron “superiores” en el segundo muestreo, que se centró en la zona en la que se cree que está el foco.

Las concentraciones más elevadas se dan entre la estación de servicio y la conexión de la red de saneamiento de la barriada con el emisario de Aljarafesa. Los expertos de la Universidad obtienen datos contradictorios que apuntan por un lado a la existencia de un sólo foco o a varios, por lo que recomiendan hacer un nuevo estudio. En cualquier caso, se trata del área a la que se ha apuntado como origen del problema. El informe también destaca las elevadas concentraciones de una sustancia, “dimetil disulfuro”, que se ha detectado ahora, junto a otra decena de compuestos, que, según fuentes consultadas, podrían provenir de la descomposición de disolventes, combustibles o productos utilizados en distintas actividades.

Los vecinos y representantes de los grupos de la oposición, como Andrés Parrado (PP) y Juan Bizcocho (Coria Puede), han subrayado además las palabras de la directora del centro de salud de Coria del Río en esa misma reunión y que habría mostrado su preocupación por los síntomas que los vecinos vienen describiendo desde hace un año, que coinciden con los que aparecen en las fichas de los productos que se han ido identificando. Según destacan, ella misma ha comprobado en visitas a la barriada los olores y las molestias que provocan. El alcalde sí indicó el martes que ha mantenido una reunión con la Fiscalía para que solicite un estudio al Instituto de Toxicología que “constate” la falta de peligrosidad para la salud.

Los vecinos insisten además en que hay niños que han presentado esos síntomas, como insomnio, mareos, vómitos, dolores musculares y de cabeza y picor en la garganta. En esta tesitura, están ultimando la recopilación de datos para llevar todo lo que está ocurriendo a los tribunales. La denuncia podría formalizarse a principios del mes de septiembre.

El portavoz del PP, Andrés Parrado, ha anunciado que la formación también se irá a la Fiscalía, porque dice sentirse “impotente” ante los afectados, sobre todo por la resistencia realizar catas en los propios suelos de la barriada, por si pudieran estar contaminados como consecuencia de la actividad industrial previa en la zona, como ha apuntado el ingeniero técnico del Ayuntamiento en varios informes. El alcalde ha insistido, sin embargo, en que el origen de los gases está fuera de la barriada y que son transportados a la misma a través del emisario, desde un foco externo, aunque no da más datos porque porque el asunto ya está en manos de la Fiscalía.

Juan Bizcocho, de Coria Puede, ha insistido en que, para concluir que no hay riesgo para la salud, las comparaciones se están haciendo con los parámetros que fija el Instituto Nacional de la Seguridad Social para exposición profesional de sustancias químicas en España, es decir, durante una jornada laboral y en personas en edad de trabajar y sanas, pero no es extrapolable a toda la población (enfermos o menores) y en los domicilios.

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