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Provincia

El eterno aspirante

  • Limones se va en su peor momento político Durante años se apuntó como un valor en alza para otras responsabilidades públicas que nunca cuajaron

Antonio Gutiérrez Limones quiso subrayar ayer que su renuncia es "un paso hacia adelante" para trabajar con otras responsabilidades, como lo ha hecho por los alcalareños durante 21 años. Pero lo cierto es que ese "paso", ahora, también es un salto al vacío forzado por las circunstancias y en un momento político crudo, después de lustros en los que se ha hablado de que su potencial, su discurso -que desde lo local siempre se ha proyectado más allá- le llevarían a otras esferas que nunca cuajaron.

Tal vez porque le gusta andar seguro y lo seguro para este abogado de 53 años, casado y con dos hijos, era Alcalá de Guadaíra, la ciudad en la que nació y de la que se convirtió en alcalde con 32 años. En 1995 ganó con mayoría simple y formó gobierno con el PA. Luego vinieron cuatro mayorías absolutas. En 2015 y después de un mandato complejo -una edil socialista se fue a la oposición, le dejó en minoría para afrontar los ajustes, saltó el caso ACM y esquivó la moción de censura porque ley antitransfuguismo impedía que el voto de la no adscrita contara- sacó nueve concejales y pudo mantener en minoría el gobierno para el PSOE. Dentro del PSOE, además, su situación es difícil desde 2012, cuando disputó a Susana Díaz la Secretaría del PSOE de Sevilla como candidato de un sector crítico venido a menos después. Es cierto que Díaz le ha arropado desde que perdió la mayoría absoluta, pero porque el PSOE no se podía permitir perder Alcalá que, entonces y con las capitales de provincia en manos del PP, era la segunda mayor ciudad andaluza en que la que seguía gobernando.

Hasta ayer era el tercer alcalde más veterano en el puesto de la provincia de Sevilla, junto al de Alcolea, y por detrás de Francisco Toscano (PSOE), que gobierna en Dos Hermanas desde 1983, y Juan Manuel Sánchez Gordillo (IU), en Marinaleda desde 1979. Como éstos, nunca a su alrededor despuntó otro relevo capaz de garantizar sus resultados en las urnas. Era una de sus bazas, aunque sí ha lidiado con críticos en su agrupación.

Durante estos 21 años, Alcalá se ha transformado. A él le gusta explicar que su contacto con el Ayuntamiento se produjo al elaborar un plan estratégico para la ciudad, cuando se enfrentaba a la crisis que vino después de 1992, con cierres y deslocalizaciones de empresas, como ahora; que ya como alcalde se revitalizaron y modernizaron polígonos y Alcalá se ha dotado de equipamientos (el Auditorio del Riberas del Guadaíra, la Biblioteca José Manuel Lara, se logró la propiedad del Castillo...) e infraestructuras (como el Puente del Dragón) para una ciudad que ya supera los 75.000 vecinos. Sus opositores dicen que fueron también años de bonanza y que hay más por hacer.

Desde su primera mayoría absoluta se empezó hablar de que su futuro político estaba más allá. Al PSOE llegó a través de la UGT, a la que se afilió cuando estudiaba Derecho y trabajaba como recepcionista en el hotel de la Base de Morón. Cursó el último curso de instituto en EEUU y ya hablaba inglés. También trabajó como abogado laboralista para el sindicato. De 1998 a 2003 fue vicepresidente de la Diputación de Sevilla para el área metropolitana. Entre 2008 y 2015 fue senador. En mitad, se ha especulado con su marcha para asumir consejerías y hasta se decía que se reservaba para relevar al entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves, una "leyenda urbana", aclara. Pero siguió en Alcalá y cuando se ha planteado una salida ha sido para resolver un problema y en su peor momento.

En vísperas de las últimas elecciones municipales se dijo que iría en las listas a las elecciones europeas y que dejaría paso a otro candidato, pero no lo aceptó o se estimó que no había otra persona capaz para salvar las naves del PSOE en Alcalá, ya con la oposición organizada -su relación con los históricos grupos de Alcalá es nefasta- para hacerse con el gobierno si se daba la ocasión. Después fue incluido como número tres en la lista al Congreso en diciembre y se confirmó que dejaría la Alcaldía, aunque ha apurado para presentar su renuncia (por la incompatibilidad de cargos según los estatutos del PSOE) hasta un día antes de que se confirme que repetirá como número tres al Congreso y será reelegido.

Sobre su futuro planea el caso ACM (Alcalá Comunicación Municipal), una sociedad que se creó y liquidó durante su mandato y cuya gestión es objeto de una investigación que partió de una grabación que se le hizo al contable en la que admitía prácticas y pagos irregulares. La Fiscalía ha pedido que pase al Supremo y ve "poderosos indicios" de la implicación de Limones, entonces aforado. Él niega las irregularidades. El PSOE le respalda, pero a ver cuánto está dispuesto a aguantar por tenerlo investigado en sus listas o en sus escaños. Ayer tras anunciar su marcha, Limones entregó a la prensa su declaración de bienes de 1995, cuando entró como alcalde -una casa y un coche- y la que ha tendido que hacer ahora en el Congreso -la misma casa, un coche- para evidenciar que se va con lo mismo que llegó a la Alcaldía de Alcalá de Guadaíra.

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