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Comercio

Las 'mantecaeras' de Estepa, un trabajo igualitario que estudia la universidad

Trabajadoras preparando las cajas de mantecados en La Flor de Estepa.

Trabajadoras preparando las cajas de mantecados en La Flor de Estepa. / Antonio Pizarro

La industria del mantecado de Estepa cuenta con un convenio colectivo propio desde la década de los 70. Así lo recuerda José María Fernández, presidente del Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) del Mantecado y Polvorón de esta localidad sevillana, situada en un vértice geográfico entre las provincias de Málaga y Córdoba. Dicho acuerdo laboral se ha ido mejorando y adaptando a los tiempos, pero fue pionero desde su origen en un aspecto primordial en la actualidad: la igualdad salarial y de derechos entre hombres y mujeres

Un precedente que ha provocado el reconocimiento y la admiración de distintas instituciones académicas, entre ellas, la universidad. Fernández subraya que recientemente una profesora de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, se puso en contacto con el consejo regulador para interesarse por el convenio colectivo, obtener más datos de él y también para "felicitarnos" por la igualdad laboral lograda entre hombres y mujeres. "Un modelo a seguir". Así se lo definió. 

La importancia del empleo femenino en este sector es más que obvia. La industria del mantecado en Estepa genera cada año, entre septiembre y diciembre, 2.200 puestos de trabajo directos, a los que hay que añadir otros 2.500 indirectos. De todos ellos, el 85% lo ocupan mujeres

Una mujer, la primera comercializadora

Una trabajadora de La Flor de Estepa Una trabajadora de La Flor de Estepa

Una trabajadora de La Flor de Estepa / Antonio Pizarro

No en vano, fue una mujer la que empezó a comercializar estos productos tan demandados en la actualidad. Micaela Ruiz Téllez, más conocida como La Colchona (nombre que recibe una de las marcas con mayor prestigio del sector), supo sacarle provecho hace 120 años a la profesión de cosario (transportista) que ejercía su marido, por lo que comenzó a distribuir mantecados y polvores por distintos rincones de España. 

Desde entonces, el papel de la mujer en esta industria ha ido ganando protagonismo, tanto en número como en calidad del empleo. "Aquí hace muchos años que las estepeñas rompieron el techo de cristal", afirma el presidente del consejo regulador, que abunda en que, "además de estar a pie de fábrica, ocupan cargos directivos". Pone de ejemplo que de las 18 empresas incluidas en dicho ente, sólo dos hombres ocupen el puesto de responsables de calidad. La cantera, además, está garantizada gracias a la FP de grado medio que sobre pastelería, panadería y confitería se imparte en el IES Aguilar y Cano de la localidad

Referentes en maquinaria

José María Fernández, presidente del Consejo Regulador de Estepa. José María Fernández, presidente del Consejo Regulador de Estepa.

José María Fernández, presidente del Consejo Regulador de Estepa. / Antonio Pizarro

Otro aspecto que destaca Fernández es el fomento de industrias auxiliares que se han convertido en referentes nacionales. Es lo que ha ocurrido con las empresas de maquinaria. El 98% de este instrumental procede de la propia Estepa, que se ha hecho un importante hueco en la fabricación de maquinaria de pastelería, hasta el punto de que se toman de ejemplo en comunidades como el País Vasco y en países como Alemania. 

Precisamente, la inversión en la adquisición de esta maquinaria especializada es la que permite a muchas de estas empresas vender distintos productos a lo largo del año, más allá de la Navidad. Aunque, en este punto, el presidente del consejo regulador hace una precisión: "Los mantecados y polvorones son dulces estacionales, con un consumo para una época determinada del año. Y deben seguir siéndolo, pues en este hecho diferencial radica el éxito de su demanda", defiende Fernández, quien apostilla que "pese a ello, no hay que obviar que nuestras fábricas disponen de una tecnología que debe adaptarse y aprovecharse el resto del año para otro tipo de productos".