Betis

Adiós al más grande de los béticos

Luis Del Sol, en su etapa de entrenador del Betis.

Luis Del Sol, en su etapa de entrenador del Betis.

En la víspera de su onomástica ha fallecido el que fuese símbolo más trascendente del Real Betis Balompié en aquel tiempo de travesía de un desierto que no se acababa nunca. La aparición del canterano Luis del Sol Cascajares en el primer equipo bético fue el pistoletazo de salida para ver la luz. Discurría el otoño de 1954 cuando el niño bético empezó a sacar la cabeza tras demasiado tiempo en un túnel sin fin. Debutó en Badajoz, pero su explosión no se hizo esperar y fue a la semana siguiente en Tetuán cuando Luis se metió de rondón en el Olimpo del bético.

Entrenaba al equipo Francisco Gómez y aún no había aparecido la figura trascendental de Benito Villamarín. Tres años después iba a tomar cuerpo un trípode en el que iba a asentarse con fuerza el Betis que los béticos deseaban. En el verano de 1957 llegaba al Betis Antonio Barrios, un vasco adusto y amante de la disciplina que iba a complementar las figuras del presidente Villamarín y del futbolista Del Sol, que ya había sido internacional con la selección B, un caso insólito en futbolistas que militaban en Segunda División.

Y en esa temporada hay un partido clave para el retorno y para el futuro del futbolista y es el último de la primera vuelta en Jerez. Del Sol, extremo desde siempre, recibe de Barrios la orden de moverse por donde quiera. Y él, claro, un futbolista febril, se va a estar lo más cerca del balón, por lo que se mete en el centro del campo para convertirse a partir de ahí en un todoterreno que, de haber tenido más gol, hubiera sido lo más parecido que pareciese fuera a Alfredo di Stéfano.

Del Sol junto a Ángel Haro, Alfredo Relaño y Rafael Gordillo, en la presentación de su biografía. Del Sol junto a Ángel Haro, Alfredo Relaño y Rafael Gordillo, en la presentación de su biografía.

Del Sol junto a Ángel Haro, Alfredo Relaño y Rafael Gordillo, en la presentación de su biografía. / Antonio Pizarro

Conseguido el ascenso, el Betis arranca invencible y Del Sol tiene el honor de que en la segunda jornada marca el primer gol que en partido oficial se marca en el estadio del eterno rival. Aquella foto del abrazo entre Juan Arza, el ídolo que se iba y que había sido el icono de aquella Sevilla de tranvías y reloj parado, y Luis del Sol, el icono que llegaba para llenar de júbilo a la otra confesión de la ciudad.

Dos años en Primera División y en la primavera de 1960 se produce el mayor disgusto del beticismo tras aquella dura travesía por campos de polvareda. Después de una actuación estelar frente al Barcelona de Helenio Herrera es traspasado al Real Madrid. Benito Villamarín, que el día anterior ha desmentido la operación de manera tajante. "No sólo nos quedamos con Luis, sino que quiero que me digan dónde hay otro Del Sol que lo ficho de inmediato", había sentenciado el carismático presidente bético.

Del Sol posa con las camisetas del Real Madrid y la Juventus, otros dos de sus equipos. Del Sol posa con las camisetas del Real Madrid y la Juventus, otros dos de sus equipos.

Del Sol posa con las camisetas del Real Madrid y la Juventus, otros dos de sus equipos.

Y ahí acabó el matrimonio entre Del Sol y el Betis. Triunfó rotundamente en el Real Madrid y a los dos años se fue a la Juventus mediante un traspaso que le permitió al club hacerse con los terrenos de su antigua ciudad deportiva, la que estaba al final de la Castellana. Fue leyenda en la Juve, jugó dos años en la Roma de Helenio Herrera y volvió a casa en el verano de 1972. Pero sus desencuentros con Ferenc Szusza fueron desmotivándolo y al final del curso colgó las botas tras un doloroso descenso en Castellón.

Volvió al Betis como entrenador en dos ocasiones, en 1986 y en 2001, dirigió la secretaría técnica cuando se fue Eusebio Ríos y un día se dijo "ya estoy yo en mi casa". A partir de ahí se alejó del ruido, vio cómo crecía la yerba en su chalet de San Juan de Aznalfarache, acudió a cada llamada del Betis para actos en los que vestía el cargo mejor que nadie y ayer nos dejaba tras luchar por la vida como en él era habitual, a machetazo limpio. Adiós al más grande de cuantos vistieron la verde, blanca y verde, en su onomástica recibe tierra Settepulmoni, Cepillito, don Luis del Sol, casi nada.

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