El Betis jugará competición europea la próxima temporada. Así lo certificó ganando al Huesca en un partido que no pasará a la historia por el juego que desplegó, pero sí por certificar el objetivo, aunque todavía le falta lo más importante: demostrar ambición en Vigo y lograr el pase a la Liga Europa para que el Eurobetis, ya real, adquiera más sentido y más valor.

No es lo mismo, ni a nivel económico ni en cuanto a prestigio deportivo, jugar la Europa League que la Conference League, una competición cuyo nombre original era Liga Europa 2 y a la que la UEFA se lo cambió a última hora para darle algo más de caché, pues el espíritu de este torneo es similar a la extinguida Intertoto (el ganador logrará un billete para la Europa League de la siguiente temporada).

Ésa es la realidad, sin ningún afán de desprestigiar una competición que de jugarla el Betis –lógicamente, la debería pelear al máximo– también supondría una decepción –ir a Europa jamás será un fracaso– por el hecho de tener en su mano la posibilidad de amarrar la quinta o sexta plaza, siendo siempre mejor lo primero que lo segundo.

Y ésa es la ambición que demuestra este Betis, reflejada en un nombre propio: Manuel Pellegrini Ripamonti. El Ingeniero, con su mentalidad y excelente trabajo, le ha dado la vuelta a una plantilla con muchas carencias y defectos para taparlos y exprimir al máximo las virtudes que tiene, pero el técnico bético quiere más, su mentalidad exigente quiere la quinta plaza, jugar la Liga Europa, y así lo volvió a expresar ayer en la rueda de prensa posterior al partido. Un mensaje que caló en sus jugadores, en la misma línea que el chileno tras el partido, y hasta en la planta noble, con la intención clara de ir a ganar a Vigo.

Exigencia máxima en un Betis que debe convertir el ir a Europa en algo habitual, que debe acostumbrarse a jugar domingos y miércoles sin pagarlo en la Liga y empezar de una vez por todas a hacer disfrutar a una afición que ayer volvió a recibir al autobús de su equipo con las mejores galas.