Betis-Valencia | La crónica

Joaquín del Betis atraviesa el umbral de futbolista a leyenda (1-1)

  • El emotivo adiós del portuense le da un carácter de partido para no olvidar al empate contra el Valencia

  • Ayoze adelantó a los verdiblancos en el primer minuto de juego y las tablas llegaron en el segundo periodo a través de David López

  • Así le hemos contado el Betis-Valencia

Joaquín sonríe ante el cartel con sus 622 partidos como futbolista de Primera División.

Joaquín sonríe ante el cartel con sus 622 partidos como futbolista de Primera División. / Antonio Pizarro

Joaquín del Betis ya ha atravesado el umbral del futbolista para convertirse en una leyenda eterna. El capitán de la escuadra verdiblanca vivió una noche perfecta para abrochar una trayectoria como futbolista acaparadora de todos los reconocimientos. No era para menos, a sus 41 años, ha igualado el récord de Andoni Zubizarreta como el futbolista que más veces ha participado en un partido de Primera División, algo que ha hecho en la friolera de 622 ocasiones. Pero no sólo eso, Joaqui, como lo llamaban cariñosamente desde la grada, tenía la enorme suerte de despedirse de todos los suyos en una cita que también tenía el componente festivo de celebrar la tercera clasificación consecutiva de los heliopolitanos para disputar la próxima Europa League.

El excepcional extremo nacido en El Puerto de Santa María ya no podrá estar en esas citas continentales, al menos como jugador, tampoco en las domésticas de la Liga, pero su huella ya es indeleble de por vida para todos los que profesan la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Heliópolis. Además, también quedará de forma eterna su carisma, su sonrisa, su calidad como ser humano, su capacidad para hacer felices a los suyos. Demasiadas cosas, sin duda, dignas de ser celebradas, pero, sobre todo, el hecho de haber sido un excelente futbolista durante sus 14 temporadas en la plantilla del Betis y también en sus etapas en el Valencia, Málaga y la Fiorentina.

La fiesta en torno a la figura de Joaquín iba a tener una rápida continuación en el juego. Prácticamente no se había roto a sudar cuando el Betis ya estaba por delante en el marcador. Un extraordinario balón profundo de Miranda dejaba en solitario a Ayoze para que éste tirara del recurso, tan válido como cualquier otro, de la puntera. Los verdiblancos se ponían por delante en un visto y no visto y, lógicamente, los rostros de los valencianistas se descomponían a pesar de la cantidad de minutos que faltaban aún por jugarse.

Porque dentro de la fiesta de los béticos, los invitados no tenían ni la más mínima gana de estar viviendo una situación de esa índole. Con el agua al cuello, a pesar de las numerosas combinaciones que eran necesarias para que el histórico club de Mestalla se fuera al hoyo, todo podía suceder. Pero eso pertenece al análisis de los enviados especiales al encuentro, lo que interesaba por aquí es que Joaquín tuviera una despedida de los terrenos de juego acorde a su condición de mito viviente del club de las trece barras.

Joaquín es manteado por sus compañeros. Joaquín es manteado por sus compañeros.

Joaquín es manteado por sus compañeros. / Antonio Pizarro

Como era previsible, Manuel Pellegrini no tuvo la menor duda a la hora de componer el once inicial. Estaba cantado que éste iba a incluir a Joaquín y a diez compañeros más y el portuense, protagonista absoluto de todo, rompía a llorar incluso en los prolegómenos con el tifo de sus aficionados de casi toda la vida y con el calor que venía desde esa grada. Le volvería a suceder en el intermedio, cuando era aplaudido por todo el estadio y no podía evitar esas lágrimas al grito coral de "Joaqui, Joaqui". Además, en el palco, detrás de Ángel Haro, comparecían nombres como Gabriel Humberto Calderón, Marco Assunçao, Edu o Denilson. Anecdóticamente, lo primero que sucedía en el campo era precisamente una pérdida de Joaquín, aunque su rendimiento estuvo al nivel del resto de los jugadores béticos e incluso en el minuto 44 iba a dejar una exquisitez con un regate al joven Javi Guerra en el centro del campo que fue casi un sinónimo de torería.

El Betis, después de ese gol inicial de Ayoze, no se tuvo que emplear a fondo casi nunca. Se limitaba a defenderse bien de los intentos desesperados de un Valencia que aparentaba tener el control de juego, aunque tampoco esto era muy real. A los seis minutos era anulado con toda justicia un gol de Almeida y después tampoco iba a sufrir en exceso Claudio Bravo más allá de un doble intento consecutivo del propio Hugo Almeida y de Javi Guerra (22') y también de otra opción en la que Samu Lino está a punto de aprovechar un regalo del propio guardameta chileno (34').

Por la parcela bética, algún intento de balones profundos, un par de fueras de juego raspados, sobre todo uno de Sabaly que acaba con derribo al senegalés dentro del área valencianista, y poco más. El Betis no necesitaba pisar el acelerador a fondo para ir por delante en el marcador, simplemente manejaba el estado de angustia y de ansiedad de los valencianistas cuando al intermedio se llegaba con el tempranero gol de Ayoze como lo único que se contabilizaba en la libreta de Alberola Rojas.

Joaquín, antes de comenzar el encuentro de su despedida. Joaquín, antes de comenzar el encuentro de su despedida.

Joaquín, antes de comenzar el encuentro de su despedida. / Antonio Pizarro

Restaba, sin embargo, un tiempo por delante y cada vez más las noticias procedentes de otros estadios tenían una tremenda trascendencia para uno de los comparecientes, concretamente el Valencia. Eso se iba a notar en lo referente al fútbol. El Betis, definitivamente, ya se dedicaba a emocionarse con las lágrimas de Joaquín, que se contagiaban también a muchos de los más de 50.000 hinchas que se daban cita en las gradas.

Pero el Valencia no estaba para esas cosas y sí fue capaz de empatar a través del joven Diego López en el minuto 71. Lo hizo después de una acción polémica en la que se pitó un penalti por manos de Guido Rodríguez cuando el balón había golpeado su rostro (71'). Afortunadamente para Alberola Rojas se escudriñó el juego en el VAR para hallar un fuera de juego que disipaba cualquier duda.

El Betis tampoco tenía ninguna obligación para apretar en la recta final. Ni siquiera cuando Musah vio la tarjeta roja nada más entrar por una durísima entrada a Édgar. Todo se quedó igual mientras los valencianistas celebraban antes de terminar su permanencia y el beticismo en pleno, todo el mundo del fútbol en realidad, la rendía pleitesía a un jugador enorme que se despedía con 41 años, casi 42. 

Era el minuto 60 justo del partido cuando, entre gritos de "capitán, capitán", era sustituido por Rodri. Las lágrimas volvieron a aparecer, como tantas veces a lo largo de la noche. Joaquín del Betis atravesaba el umbral del futbolista a la leyenda.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios