Desde mi córner

Joaquín sucede a Gordillo en la diana

  • Los mismos que llaman comegambas a Rafael atacan al portuense por expresar su libre opinión

Dentro de ese universo surrealista y cainita que abarca el Real Betis Balompié se da un cúmulo de circunstancias que hacen que su mera existencia pueda adquirir un claro sentido milagroso. Hay gente que incluso elogia a Lopera, lo que ya es digno de estudio, como existe una caterva de impresentables que un día decidió tildar de comegambas a la mayor fábrica de béticos jamás creada, un tal Rafael Gordillo Vázquez.

Son turbulencias que aparecen periódicamente, casi siempre coincidentes con que no esté el equipo a punto de lograr lo habitual en su larga historia, ganar la Liga, o la Champions, según el grado de exigencia de cada cual. Y en estos días de vísperas de una nueva Junta General, las isobaras se han concatenado para una nueva serie de turbulencias que tienen alborotado el gallinero, con serristas de nuevo cuño bajo la pancarta, muchos de ellos críticos acerbos cuando sus éxitos.

Y en esta barahúnda, un nombre como blanco de esos autollamados exigentes. Se trata de Joaquín, uno de los futbolistas más importantes que parió el Betis, no que fichara, sino que crio a sus propios pechos. Al hombre, que renunció a un exilio dorado en Florencia y que se gastó un pastizal en acciones, no le admiten que dé su opinión porque es empleado. Una peregrina acusación, sobre todo por lo que parece una clara intromisión en la sagrada libertad de expresión.

Considera Joaquín, con todo su derecho, que la irrupción de Serra y sus acompañantes en el día a día del Betis desestabiliza más que ayuda y ahí van las jaurías babeantes a la yugular del eximio portuense. ¿Por qué no puede un personaje de tanto calado dar su opinión? ¿No la dan auténticos mindundis que cuentan con el único bagaje de sus gritos? Incluso habla Serra, mi amigo Lorenzo, que el día que vuelva al Betis lo hará como siempre hizo, de empleado. Entonces...

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