Milan-Betis | La contracrónica

Olés en pleno corazón de Lombardía

  • Los béticos desplazados a San Siro, ante una montaña rusa con los suyos

  • Los 7.000 aficionados que viajaron tiñieron de verde y blanco Milán

La afición bética tiño de verde el estadio de San Siro.

La afición bética tiño de verde el estadio de San Siro. / Alberto Conti

Desde la alemana Stuttgart llegó Diego. Desde Lisboa, Javier. Procedentes de Madrid lo hicieron Andrés y Juan Pablo. Y Rubén y Belén tomaron como punto de partida el aeropuerto de San Pablo. Cualquier camino era válido para llegar a Milán y acompañar al Betis en uno de los desplazamientos más multitudinarios de la historia de la entidad heliopolitana. Porque el aficionado no olvida los viajes a Reus, Lugo o Ponferrada, dolorosos para una entidad centenaria, y ahora disfruta con el momento que le toca vivir: con su equipo paseando de nuevo por Europa. Una situación que debe pasar de curiosa a habitual.

El 25 de octubre era un día marcado para muchos béticos. La mayoría reservaron el billete nada más conocer las fechas del calendario de la fase de grupos, sabedores que ocasiones como éstas se presentan pocas ocasiones en la vida.

Eran alrededor de 7.000 almas béticas en la ciudad italiana y llegaron a teñir de verde y blanco la Piazza del Duomo, que fue punto de encuentro de la masa heliopolitana en Milán. Pero los que viajaron no estaban solos. El aliento y la fuerza llegaban para los de Quique Setién llegaban prácticamente desde cualquier rincón del mundo, con las redes sociales y los grupos de Whatsapp. Es la magia que se vive en la actualidad, que borra la distancia a golpe de conexión.

Acción en la que el Betis anotó un segundo gol, anulado por fuera de juego. Acción en la que el Betis anotó un segundo gol, anulado por fuera de juego.

Acción en la que el Betis anotó un segundo gol, anulado por fuera de juego. / Alberto Conti

Y esos siete millares, más todos los que vibraron en casa, fueron capaces de tomar San Siro para llevar en volandas a su equipo ante un histórico de Italia y Europa como el Milan, venido a menos en los últimos años aunque siempre temible en su estadio. Pese a no llegar en las mejores condiciones ni uno ni otro después de los últimos resultados, el bético creía en la hazaña de vencer en Italia. Es parte de su ADN verde y blanco.

Los aficionados desplazados vivieron una auténtica montaña rusa de sensaciones en el coliseo milanista. Desde ese cosquilleo propio al pisar un escenario histórico como San Siro, que da cobijo a un equipo que tiene siete Copas de Europa en su palmarés, hasta casi terminar pidiendo la hora al ver los achuchones que pegaba el equipo local en el tramo final de partido en la búsqueda de un inmerecido empate.

Aficionados béticos desplazados hasta Milán. Aficionados béticos desplazados hasta Milán.

Aficionados béticos desplazados hasta Milán. / M.G.

Entre el primer punto y el último, muchas sensaciones vividas. Seguramente, algunas difíciles de explicar para algunos de los allí presentes. Hubo tiempo para el éxtasis, con el dominio visitante, que bien pudo significar una goleada al término de la primera mitad, para cantar el himno del club e incluso para acompañar con olés los pases de su equipo. Todo ello, en pleno corazón de la región de Lombardía, donde ese tipo de compases se estilan poco.

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