Desde mi córner

La despedida de Joaquín engrandece al Betis

  • Lo vivido antier noche en el santuario bético demostró hasta qué punto creció un club

TARDARÁ tiempo en nacer, si es que nace, un personaje como Joaquín Sánchez, Joaquín el del Betis para lo que guste mandar. Y tardará tiempo en olvidarse la fiesta de antier noche en el santuario de los béticos bajo la mirada de sesenta mil personas. Nunca el Real Betis Balompié había mostrado un acto de grandeza tal y esa fue la demostración de que estamos ante un club que ha crecido espectacularmente en el último lustro.

Demostrado de forma rotunda el poder de convocatoria del portuense, luego fue digna de elogio la capacidad organizativa de un club que siempre se caracterizó por un orden bienintencionado pero cortito con sifón. Fue una concatenación de sensaciones que ha dado la vuelta al mundo y que deja por las nubes el comportamiento de una afición tan numerosa como fiel y que hasta tuvo el buen gusto de aparcar el cainismo para una ocasión distinta a que la que se vivía.

El cariño mostrado a Jesús Navas fue una de las notas destacadas de una noche rica en momentos para el recuerdo. Para no dejarme un detalle atrás preferí verlo por televisión para constatar también el juicio que el acto merecía para tantos personajes en escena. Y así fue cómo estuve en la yerba y en los entrebastidores, tan llenos estos últimos de muestras de cariño a Joaquín y de reconocimiento a una organización modélica y que dio pie a que fuéramos de sorpresa en sorpresa.

Pero nada es perfecto y el acto tuvo algo que nos llenó de tristeza y es que ya no veremos más a Joaquín desbordar por la banda ni por dentro, sacando de esquina o en un túnel memorable como aquel último del pasado domingo. Ése fue el dato negro, el de que se ha ido un futbolista excepcional en el campo y único en la calle, un deportista de élite que ahora sólo disfrutaremos de paisano. Qué triste no verlo más de corto y que felicidad comprobar cómo lo quiere la gente.

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