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Muchas veces nos encontramos sumergidos en una rutina estresante de la que a penas somos conscientes. Solo cuando nuestras pulsaciones y nuestra respiración se acelera empezamos a comprobar que nuestro interior está desbordado. En este contexto, las personas buscan vías de escape con las que soltar toda esa tensión y energía acumulada difícil de canalizar.
Sin embargo, no siempre disponemos de las facilidades para poder desahogarnos en el momento en el que está a punto de producirse el estallido emocional. Pero sí hay disponibles otros elementos sensoriales que podemos llevar a cualquier parte y guardados en cualquier lugar que, en un momento dado, pueden ayudarnos a controlar un poco la situación.
Se trata del squishy. Es un juguete blando y flexible diseñado para ser comprimido y volver a su forma original, aparentemente es para niños, pero ha ganado popularidad como una herramienta terapéutica con múltiples beneficios psicológicos, ya que su uso tiene implicaciones profundas en la gestión del estrés, la ansiedad y otros aspectos del bienestar emocional.
Al apretar, amasar o manipular estos objetos, se activa un mecanismo relajante que ayuda a reducir los niveles de estrés, proporcionando un alivio inmediato en situaciones de tensión. Este efecto calmante se explica por la relación entre la estimulación táctil y la liberación de endorfinas, sustancias químicas en el cerebro que generan sensación de placer y bienestar.
La acción repetitiva de presionar un squishy, sumada a su textura suave ya la respuesta visual de ver cómo recuperar su forma, genera una interacción multisensorial que distrae la mente de pensamientos negativos o intrusivos. Para muchas personas, especialmente aquellas que enfrentan altos niveles de ansiedad o estrés diario, este pequeño objeto se convierte en una herramienta práctica y accesible para encontrar momentos de calma en medio del caos.
Además de su capacidad para reducir el estrés, los squishies también tienen un impacto positivo en la mejora de la concentración. Cuando se utilizan mientras se realizan tareas cognitivas o se estudia, permiten canalizar la energía nerviosa que podría interferir con el enfoque. Esto es especialmente útil para personas con trastornos como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), ya que les proporciona una salida física para su inquietud, ayudándoles a mantenerse atentos durante períodos prolongados. Al manipular un squishy, se reduce la necesidad de realizar movimientos más disruptivos o distractores, lo que facilita un mejor desempeño en actividades que requieren atención sostenida.
Por otro lado, los squishies tienen un impacto emocional que no debe subestimarse. La textura suave y la respuesta visual placentera que ofrecen al recuperar su forma original generan una sensación de satisfacción inmediata, lo cual es especialmente valioso para personas con altos niveles de ansiedad o aquellas que buscan alivio de la sobrecarga emocional. En este sentido, los squishies pueden ser una herramienta complementaria en prácticas terapéuticas, ayudando a las personas a reconectar con el momento presente a través de la estimulación sensorial. Esta conexión con el "aquí y ahora" es una de las bases del mindfulness, una técnica ampliamente reconocida por sus beneficios para reducir la ansiedad y mejorar el bienestar general.
Asimismo, los squishies son versátiles en su uso y pueden adaptarse a diferentes contextos. Desde ser un aliado en momentos de estrés laboral hasta un recurso para niños con dificultades emocionales o conductuales, su impacto se extiende a múltiples áreas de la vida diaria. En entornos educativos, por ejemplo, pueden ofrecer a los estudiantes una forma de manejar la ansiedad asociada con exámenes o tareas exigentes. En el ámbito clínico, pueden ser integrados en terapias sensoriales para personas con trastornos del espectro autista o dificultades de procesamiento sensorial, ofreciendo una experiencia segura y predecible que reduce la sobrecarga sensorial.
El atractivo de los squishies también radica en su capacidad para brindar una sensación de control en momentos en que las emociones pueden sentirse abrumadoras. Apretar un objeto y ver cómo responder de manera predecible devuelve una sensación de estabilidad y dominio, algo que puede ser reconfortante en situaciones de incertidumbre o angustia emocional. Incluso el acto de elegir un squishy con formas, colores o diseños específicos puede ser una forma de expresión personal que contribuya a nuestro bienestar emocional.
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