Cómo entrenar la mente para no perder la concentración
Investigación y Tecnología
Perdemos la concentración unas 9 veces diarias
Diez ejercicios para aprender a meditar y deshacerte del estrés diario

Vivimos en una era de constantes estímulos, en la que las distracciones parecen haberse convertido en una norma inevitable del día a día. Notificaciones, reuniones, mensajes, redes sociales, tareas pendientes… En medio de este bombardeo permanente, concentrarse plenamente se ha vuelto casi un lujo. Sin embargo, cultivar la concentración no solo es posible, sino que es una herramienta poderosa para mejorar nuestra calidad de vida. Según el ingeniero y divulgador de crecimiento personal Félix Torán, autor del libro La Mente Enfocada, "el enfoque mental ofrece beneficios en todos los aspectos de la vida, desde mejorar nuestro rendimiento hasta enriquecer las relaciones personales y alcanzar un estado de paz interior".
De acuerdo con una investigación sobre hábitos de productividad realizada a más de 12.000 personas en países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España, pasamos más de 4 horas y 21 minutos al día distraídos. Además, perdemos la concentración unas 9 veces diarias, y ocho de cada diez personas aseguran tener dificultades para mantenerla. Estos datos reflejan una realidad preocupante, pero también nos invitan a reflexionar: ¿qué podemos hacer para recuperar el control de nuestra mente?
Las trampas de la vida moderna: factores que afectan la atención
Una de las causas principales de esta desconexión mental constante es el estilo de vida moderno. El estudio Juice Plus+ revela que factores como el estrés, la multitarea, el uso excesivo del teléfono móvil y la falta de sueño son los principales responsables de nuestra pérdida de enfoque diaria. Estos elementos no solo reducen nuestra capacidad de concentración, sino que también generan una sensación continua de agotamiento y frustración.
Paula Sáiz de Bustamante, bióloga, farmacéutica y especialista en nutrición y promoción de hábitos saludables, explica que "a pesar de sus ventajas, las nuevas tecnologías como el smartphone pueden alterar la concentración diaria y favorecer la dispersión, tanto a nivel laboral como personal". El problema no es la tecnología en sí, sino el uso indiscriminado y poco consciente que hacemos de ella. Las notificaciones constantes, los cambios de tarea sin pausa y la sobreexposición a estímulos visuales nos impiden desarrollar una atención sostenida.
Los expertos coinciden en que esta falta de concentración tiene consecuencias reales en nuestra vida cotidiana: desde una baja productividad en el trabajo o en los estudios, hasta una menor calidad en nuestras relaciones interpersonales o una sensación constante de ansiedad y desconexión. En este contexto, aprender a enfocarse se convierte no solo en una habilidad útil, sino en una necesidad urgente.
La concentración es una habilidad que podemos entrenar
Frente a este panorama, Félix Torán propone una visión esperanzadora: la concentración no es una capacidad reservada a unos pocos privilegiados, sino una habilidad que todos podemos entrenar. Ingeniero en la Agencia Espacial Europea (ESA) y experto en meditación y crecimiento personal, Torán ha impartido más de mil conferencias en España y Latinoamérica, difundiendo herramientas prácticas para mejorar el enfoque mental.
"La concentración es crucial porque cuando nuestra mente está verdaderamente enfocada, hacemos las cosas de la mejor forma posible en todos los aspectos", afirma. Enfocarse mentalmente, según Torán, tiene un poder transformador que impacta en ámbitos tan diversos como el rendimiento académico, la gestión del estrés, la capacidad para hablar en público o la resolución de conflictos.
El primer paso para desarrollar esta habilidad es comenzar poco a poco, sin presiones. Bastan diez minutos al día dedicados a ejercicios de atención plena o meditación para empezar a notar cambios significativos. Lo importante es la constancia y la intención de entrenar la mente, del mismo modo que entrenaríamos un músculo en el gimnasio. Algunos ejercicios simples pueden incluir la observación consciente de la respiración, la realización de una tarea cotidiana (como lavarse los dientes o tomar una ducha) con atención plena o incluso caminar prestando atención exclusivamente al movimiento del cuerpo. Estas prácticas nos ayudan a anclarnos en el presente, a reducir la dispersión mental y a cultivar una mayor claridad.
Además de los beneficios inmediatos, como una mayor productividad o una mejor gestión emocional, el entrenamiento de la concentración permite profundizar en el conocimiento de uno mismo.
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