Marta González Morón (podóloga) nos da las claves para cuidar los pies en Semana Santa: "Hay que encontrar un equilibrio entre lo cómodo y lo elegante"
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Lo ideal es que el calzado sea estable, proporcione buena amortiguación y sujete bien el pie
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La Semana Santa es una época muy especial para muchas personas, llena de emoción, tradición y momentos únicos. Ya sea que formemos parte de una estación de penitencia, acompañemos a nuestras hermandades o simplemente recorramos las calles de la ciudad para ver los pasos, nuestros pies son los grandes protagonistas. En este contexto, nadie nos libra de largas caminatas, muchas horas de pie, calles abarrotadas y, a veces, con tal de no renunciar a nuestro estilo, usamos un calzado poco adecuado para estos momentos.
Sin embargo, lo que podría ser jornadas de disfrute, puede convertirse en un verdadero suplicio, si no tomamos las medidas adecuadas. Por eso, es fundamental mirar hacia abajo y prestar atención, ya no solo al tipo de calzado, sino también a nuestros pies, ya que unas pequeñas molestias pueden derivar en problemas más serios como ampollas, rozaduras o incluso heridas que nos impidan disfrutar del resto de los días.
Para que esto no ocurra, hemos recurrido a la podóloga Marta González Morón quien, además de conocer perfectamente la anatomía y funcionamiento de nuestros pies, también es conocedora de la Semana Santa. Así que nos va a ofrecer una serie de recomendaciones para que nuestros pies no sufran y que nos va a permitir combinar elegancia con comodidad, sin dejar de cuidar nuestra salud y sin renunciar al espíritu de la Semana Santa.
1. Visita al podólogo antes de Semana Santa
Antes de lanzarte a las caminatas y procesiones, es recomendable acudir al podólogo para una revisión general. Si tienes patologías previas como callos, durezas o uñas encarnadas, es mejor tratarlas antes de que empiecen los días intensos. Una buena revisión puede evitar problemas mayores.
2. No estrenar calzado esos días
Uno de los errores más comunes es estrenar zapatos justo en Semana Santa. El calzado nuevo necesita adaptarse a nuestros pies, por lo que lo ideal es haberlo usado varias veces antes para evitar rozaduras, ampollas y callos que aparecen por la fricción. Si tienes pensado estrenar calzado en estos días, úsalo varias veces antes de ponértelo por primera vez para que se haga a tu pie.
3. Elegir un calzado cómodo y adecuado
"Hay que encontrar el equilibrio entre lo cómodo y lo elegante", es una de las principales recomendaciones que nos hace la podóloga ya que un zapato demasiado estrecho puede provocarnos grandes molestias, si caminamos mucho. Lo ideal es que el calzado sea estable, proporcione buena amortiguación y sujete bien el pie. Los que tienen cordones o velcro son opciones acertadas y, por tanto, recomendables, principalmente, para las personas mayores.
4. Corte correcto de uñas
Es importante cuidar nuestros pies, no solo el tipo de calzado. Así que Marta González nos aconseja que si no podemos ir al podólogo, debemos prestar atención al corte de nuestras uñas. "Estas deben cortarse de forma recta, con una forma cuadrada, para evitar que se encarnen. Un mal corte puede causar dolor y problemas serios si pasamos muchas horas caminando", manifiesta.
5. Hidratar bien los pies
La hidratación de los pies es fundamental para mantener la piel fuerte y evitar rozaduras y grietas. Aplica una crema hidratante específica para pies cada noche, especialmente si sabes que al día siguiente estarás caminando o de pie durante mucho tiempo. Es importante también que no lo hagas entre los dedos ya que se pueden formar grietas.
6. Evita los callicidas y parches para callos
Aunque puedan parecer una solución rápida, muchos callicidas y parches para los callos contienen sustancias que pueden provocarnos quemaduras o irritaciones, por lo que en lugar de aliviarnos, lo que hacen es empeorar la situación. Es mejor acudir al podólogo si aparece un callo o molestia.
7. Estiramientos y pausas durante las caminatas
Si vas a realizar largas caminatas, no olvides hacer pequeños estiramientos durante las pausas. Esto ayuda a que la musculatura no se sobrecargue y previene dolores posteriores.
8. Baños de contraste al final del día
Tras una jornada intensa, nada mejor que relajar los pies con baños de contraste: alterna agua caliente y fría durante unos minutos. Esto favorece la circulación y alivia la tensión muscular. Recuerda secar muy bien los pies después del baño.
9. Revisar los pies al llegar a casa
Al terminar la jornada, dedica unos minutos a revisar tus pies. Busca rozaduras, heridas, ampollas o hematomas subungueales. Si detectas alguna anomalía, no lo dejes pasar y acude al podólogo para evitar complicaciones mayores.
Cuidar nuestros pies es fundamental para disfrutar plenamente de la Semana Santa y con la práctica de unos buenos hábitos recomendados por los profesionales de la podología pueden marcar la diferencia entre vivirla con intensidad o sufrirla paso a paso.
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