Susan Woolford, pediatra, revela cuándo es aconsejable dejar el chupete: "A medida que los niños crecen, los padres deben alentarlos a depender menos de los chupetes y de chuparse el dedo para consolarse"
Investigación y Tecnología
Más de la mitad de los padres considera que la edad ideal para dejarlos es antes de los dos años, según una encuesta
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Durante los primeros años de vida, los niños desarrollan diversas maneras de autorregular sus emociones con el fin de adaptarse a un entorno que puede resultar nuevo, caótico e incluso abrumador. Una de las conductas más comunes en este proceso es la succión no nutritiva, que incluye acciones como el uso del chupete o chuparse el dedo. Estas prácticas han sido reconocidas ampliamente como formas naturales de consuelo que ayudan a los bebés a tranquilizarse, dormir y afrontar situaciones de estrés. Sin embargo, aunque en los primeros meses de vida pueden ser beneficiosas e incluso recomendadas por expertos, su uso prolongado más allá de ciertas etapas del desarrollo puede conllevar implicaciones físicas y emocionales importantes.
Veamos a continuación el papel que juegan estas conductas de autoconsuelo en la infancia temprana, los beneficios y riesgos que conllevan, así como también la manera en la que los padres pueden acompañar a sus hijos en una transición saludable hacia nuevas formas de regulación emocional.
El rol del chupete y la succión del dedo en el desarrollo infantil
La succión es un reflejo innato en los recién nacidos, esencial para su alimentación y también para su bienestar emocional. Según la doctora Susan Woolford, pediatra del Hospital de Niños CS Mott de la Universidad de Michigan, este gesto ayuda a los bebés a calmarse en un entorno lleno de estímulos que aún no comprenden ni controlan. De hecho, tanto el uso del chupete como el acto de chuparse el dedo se consideran maneras de autorregulación emocional naturales y, en muchos casos, eficaces.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que el apego seguro y el confort físico son fundamentales para un desarrollo neurológico y emocional adecuado durante la infancia. En este contexto, los objetos de consuelo pueden desempeñar un papel transitorio positivo, ayudando al niño a adaptarse al mundo que lo rodea. La Academia Estadounidense de Pediatría incluso recomienda el uso del chupete durante el sueño para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), lo que refuerza la idea de que estas prácticas pueden ser, en sus primeras etapas, más que convenientes: pueden salvar vidas.
Sin embargo, esta etapa de utilidad no debe extenderse indefinidamente. La Encuesta Nacional sobre Salud Infantil del Hospital CS Mott revela que aproximadamente la mitad de los padres han manifestado que el uso del chupete por parte de sus hijos y una cuarta parte menciona la succión del pulgar o los dedos. Aunque estos hábitos suelen asociarse a momentos específicos como el sueño o situaciones de estrés, algunos niños llegan a utilizarlos casi constantemente o incluso mientras ven televisión, lo que indica una dependencia que puede interferir con el desarrollo de otras formas de afrontamiento emocional.
Cuándo y cómo decir adiós a los hábitos de succión no nutritiva
Si bien muchos niños abandonan de manera natural estos hábitos entre los dos y cuatro años, más de la mitad de los padres considera que la edad ideal para dejarlos es antes de los dos años. La persistencia más allá de esta etapa puede acarrear efectos negativos en la salud dental, como la desalineación de los dientes o alteraciones en la forma del paladar, e incluso influir en el desarrollo del habla.
Los expertos sugieren que el proceso de abandono debe ser gradual y adaptado al temperamento y la edad del niño. Algunos padres optan por estrategias como limitar el uso del chupete únicamente a la hora de dormir, esconderlo, decirle al niño que ya no lo necesita o incluso modificar físicamente la tetina para que pierda su atractivo. En el caso de la succión del dedo, se han reportado métodos como ofrecer un peluche como sustituto, colocar guantes o aplicar sustancias disuasorias, aunque estos enfoques deben manejarse con cuidado para evitar generar angustia o rechazo.
La doctora Woolford insiste en que "a medida que los niños crecen, los padres deben alentarlos a depender menos de los chupetes y de chuparse el dedo para consolarse y a desarrollar otras estrategias para calmarse por sí mismos". De este modo, "los padres deben reconocer que esta puede ser una transición emocional para su hijo y abordarla con amabilidad y paciencia" y su consejo es que refuercen positivamente a los niños que avanzan en dejar estos hábitos, ya sea mediante historias, juegos, videos explicativos o recompensas simbólicas como pegatinas. También sugiere alternativas afectivas que puedan servir de consuelo, como una muñeca suave o un animal de peluche. Algunos padres han implementado con éxito figuras imaginarias como el "hada del chupete", quien se lleva el objeto cuando el niño ya no lo necesita, convirtiendo el proceso en un ritual de crecimiento.
Lo importante es que los padres comprendan que estas conductas forman parte de una etapa natural del desarrollo y que su superación puede representar una transición emocional significativa. Por ello, deben estar atentos a las señales del niño, ofrecer alternativas saludables de consuelo y acompañarlos con amor y firmeza en el camino hacia nuevas formas de autorregulación.
En definitiva, el chupete y la succión del dedo son recursos útiles y necesarios en los primeros meses de vida, pero es importante que su uso sea temporal y no se convierta en una muleta emocional permanente. Reconocer el momento adecuado para intervenir y hacerlo con empatía puede marcar una diferencia positiva en el desarrollo físico, emocional y social del niño.
Referencias bibliográficas.
Europa Press Infosalus (2025, 20 de mayo). Chupetes y succión del dedo: ¿cuándo deben los padres poner fin a estos hábitos infantiles?
Academia Estadounidense de Pediatría (2024, 3 de septiembre). El dilema del chupete: cuándo empezar, cuándo parar y cómo hacer la transición.
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