Sara Vives, nutricionista, sobre el alimento que alivia los resfriados: "Los omega-3 favorecen una mejor respuesta del sistema inmunitario ante virus respiratorios"

Este se debe tomar de dos a tres veces por semana y cuenta tanto con vitamina D como B12

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Plato de salmón
Plato de salmón / Pexels

Ha llegado el frío y los primeros resfriados de la temporada. Así que nos toca abrigarnos mucho y seguir todas las indicaciones para no enfermarnos. Por ejemplo, la alimentación juega un papel fundamental y hay alimento clave que no puede faltar. En este sentido, el salmón se convierte en un aliado perfecto para fortalecer el sistema inmunológico y ayudarnos a prevenir infecciones o acelerar la recuperación en caso de resfriado.

Según la nutricionista colaboradora de Mowi Sara Vives (@purahealthyvida), el salmón es uno de los alimentos más completos que podemos incorporar en esta época del año. Gracias a su contenido en ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA), ayuda a modular la respuesta inmune y reducir la inflamación excesiva durante procesos infecciosos. Además, se ha demostrado que los omega-3 favorecen una mejor respuesta del sistema inmunitario ante virus respiratorios.”

El salmón es una fuente natural de vitamina D, esencial para la activación de las defensas, y de vitamina B12, necesaria para la formación de glóbulos rojos y el correcto funcionamiento del sistema nervioso, que también participa en la respuesta inmunitaria.

Cómo incluir el salmón en la dieta y con qué combinarlo para reforzar sus beneficios

Para aprovechar todos estos beneficios, los expertos recomiendan consumir pescado azul entre dos y tres veces por semana, y el salmón es una opción deliciosa, versátil y fácil de preparar. El salmón puede cocinarse en la airfryer, a la plancha, o al horno, acompañado de vegetales ricos en vitamina C (como el brócoli, los pimientos o las espinacas), o incorporarse en ensaladas tibias con aguacate, frutos secos y aceite de oliva virgen extra.

Además, combinarlo con alimentos probióticos como el yogur natural o el kéfir ayuda a mantener la microbiota intestinal equilibrada, otro factor clave para una buena inmunidad. Y si se acompaña con legumbres o granos integrales, se obtiene un aporte extra de zinc, un mineral esencial en la respuesta del sistema inmunológico.

Cómo prevenir un resfriado

El resfriado común es una de las enfermedades más frecuentes en todo el mundo. Aunque suele ser leve y autolimitada, puede afectar significativamente la calidad de vida durante varios días, provocando malestar general, congestión nasal, dolor de garganta y tos. Prevenir un resfriado no siempre es posible, pero existen numerosas medidas que pueden reducir notablemente el riesgo de contagio y fortalecer el sistema inmunológico para enfrentarlo mejor.

Una de las estrategias más efectivas para prevenir un resfriado es mantener una higiene adecuada, especialmente de las manos. El virus del resfriado se transmite principalmente por contacto directo con superficies contaminadas o mediante las gotas que una persona infectada expulsa al toser o estornudar. Lavarse las manos con agua y jabón durante al menos veinte segundos, varias veces al día, es fundamental. En caso de no disponer de agua, se puede utilizar un desinfectante de manos con base de alcohol. Además, es importante evitar tocarse la cara, en particular los ojos, la nariz y la boca, ya que son las principales vías de entrada del virus al organismo.

Otro aspecto esencial es mantener una buena salud del sistema inmunológico. Para ello, es recomendable seguir una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras y alimentos con alto contenido en vitaminas A, C y E, así como en zinc y antioxidantes. Estos nutrientes ayudan a fortalecer las defensas naturales del cuerpo. Dormir lo suficiente —entre siete y ocho horas por noche— también es crucial, ya que la falta de sueño debilita la respuesta inmunitaria y aumenta la susceptibilidad a infecciones. Asimismo, realizar ejercicio físico moderado de manera regular contribuye a mejorar la circulación y la capacidad defensiva del organismo.

El control del estrés es otro factor que no debe pasarse por alto. Está comprobado que el estrés crónico puede disminuir la eficacia del sistema inmunitario, dejando el cuerpo más vulnerable a virus y bacterias. Practicar técnicas de relajación, como la meditación, el yoga o simplemente dedicar tiempo a actividades placenteras, puede tener un efecto protector significativo.

Por último, hay que protegerse de los cambios bruscos de temperatura y del frío excesivo, ya que aunque el frío no causa directamente el resfriado, puede debilitar temporalmente las defensas de las vías respiratorias. Usar ropa adecuada, hidratarse correctamente y evitar exponerse a ambientes muy secos o contaminados son hábitos que fortalecen la resistencia del cuerpo ante las infecciones.

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