El sexo no debería entender de números, sino tomarse como un momento de desinhibición. Aun así, parece que existe una obsesión por medir frecuencias, tamaños y, especialmente, tiempos. Precisamente por ello, hay muchas personas que sufren por tardar más o menos en llegar al orgasmo.

En este grupo destacan especialmente los hombres que sufren eyaculación precoz, entendida como una eyaculación que llega antes de lo que la persona desearía. Generalmente, antes de la penetración o apenas unos minutos después. Se trata de una dificultad sexual muy común, ya que está presente en el 25 al 40 por ciento de los hombres en algún momento de su vida sexual activa, según datos de la Sociedad Española de Medicina Interna.

En realidad, el tiempo ideal que debe pasar entre la excitación y la eyaculación es relativo, puesto que depende en gran parte de cómo nos coordinamos con la pareja. Además, el hecho de eyacular no tiene por qué suponer el fin de la relación sexual, ya que tras la misma se puede continuar el juego erótico y buscar otras formas de estimulación para la pareja.

Sin embargo, querer durar más en las relaciones sexuales es un motivo habitual de consulta a los sexólogos. La parte positiva es que se trata de un problema que cuenta con diversas soluciones y que suele mostrar una pronta mejoría. Por ello, siempre es recomendable acudir a un especialista, para tratar no solo el problema de eyaculación, sino también la causa subyacente que puede estar provocándolo, como ansiedad o problemas de inseguridad, que suelen ser mucho más comunes que problemas anatómicos.

Estos son algunos de los ejercicios más comunes que suelen utilizar los sexólogos para conseguir durar más en las relaciones sexuales.

Técnica del “start-stop”

Este es uno de los ejercicios más conocidos y utilizados en el tratamiento de la eyaculación precoz. Fue ideado por el urólogo norteamericano James Semans en 1956 y básicamente se trata de que el hombre identifique el momento previo a la eyaculación, para ser capaz de parar antes de llegar al conocido “punto de no retorno”. Para ello, la persona se estimula (start) hasta notar que se acerca el orgasmo. Entonces, para (stop) la estimulación durante unos minutos. Después volvería a retomar la misma, para aprender a controlar esa sensación pre-eyaculatoria. Lo ideal es empezar con estos ejercicios primero a solas, luego con masturbación en pareja y después durante el coito.

Existe una alternativa que es la técnica de compresión, que sería una especie de “mejora” de la técnica de “start-stop”. La base es exactamente la misma, solo que, al parar, para un mayor control de la eyaculación, se recomienda apretar o comprimir la zona entre la cabeza y el tronco del pene. El objetivo es hacer más efectivo este parón de la sensación pre-eyaculatoria, aunque se puede llegar a perder la erección.

Ejercicios musculares y de respiración

El control eyaculatorio pasa por mejorar la conexión entre cuerpo y mente. Para ello, la respiración parece ser clave, especialmente si el problema subyacente tiene que ver con la ansiedad. Por eso, respirar profundamente y por la nariz ayuda a disminuir el estrés y a tener una experiencia más consciente, que permite estar más atento a las señales del cuerpo, para poder controlarlas.

Además, para lograr durar más en las relaciones sexuales también es clave mejorar la musculatura pélvica, a través de los conocidos ejercicios Kegels. Estos no solo son importantes para el suelo pélvico de las mujeres, sino que también ayudan a mejorar el control de la eyaculación en los hombres. Básicamente, se trata se contraer la musculatura perineal como si frenásemos una micción al orinar, y realizar ese mismo ejercicio repetidas veces, cada vez alargando un poco más el tiempo de contracción.

Tratamientos retardantes y entumecedores

En aquellos casos donde existe un especial problema de confianza, saber que se puede contar con herramientas que ayudan a retrasar la eyaculación puede ser muy eficaz durante el proceso de aprendizaje para lograr el control del orgasmo.  Existe una amplia oferta de sprays, cremas o incluso preservativos retardantes, que básicamente cuentan con un lubricante que lleva incorporado una sustancia anestésica, que ayuda a retrasar la eyaculación masculina.

Asimismo, desde la industria farmacéutica se trabaja en fórmulas tópicas, de probada eficacia, que funcionan como un anestésico local con un efecto localizado y sin apenas efectos secundarios.