La siesta, la mejor vacuna contra la ola de calor

En verano

La mayoría de los españoles evita dormir por la tarde a diario, aunque la ciencia lo recomienda en verano

Dormir bien en verano: claves para un descanso fresco y saludable

Dormir con calor
Dormir con calor / Freepik

Sevilla se enfrenta a una nueva ola de calor, con máximas de hasta 44º C y la activación de la alerta naranja por parte de la AEMET. Como medida para luchar contra el cansancio producido por las altas temperaturas, se puede recurrir a una de las costumbres más antiguas que solo es practicada por el 16% de la población y que tanta controversia ha generado fuera de Andalucía: la siesta. Dormir por la tarde es un lujo que se convierte en una herramienta de salud y autocuidado. Difícil de acabar con los estereotipos, es una necesidad fisiológica.

Los últimos estudios científicos demuestran su eficacia. En la publicación Sleep Medicine, más de 300.000 casos concluyen que las siestas cortas -las que no superan los 30 minutos- favorecen la salud cardiovascular y mental. Durante el verano, con unas temperaturas tan altas, se convierte en una pausa reparadora y perfecta para cumplir con las recomendaciones de la Junta de Andalucía sobre la exposición al sol en el tramo horario de las 12:00 a las 17:00 horas.

Entre los múltiples beneficios que aporta, se produce una reducción del estrés térmico, regulando la temperatura corporal interna, una recarga energética y mental, mejorando la memoria y el estado de ánimo, y una mejor presión cardiovascular.

Las desventajas de una siesta larga

Las vacaciones de verano son más propensas a que la siesta se alargue, pero no es recomendable y, de hecho, puede tener efectos adversos y contraproducentes para la salud. Algunas investigaciones han encontrado una relación directa entre dormir mucho por la tarde y la rigidez arterial, el primer paso hacia la arterosclerosis. Una mayor presión arterial y alteración en los niveles de glucosa son otras de las consecuencias de superar los 30 minutos.

Otro de los factores que se debe tener en cuenta al echar la siesta, es el momento del día idóneo. Según el catedrático de Cronobiología Juan Antonio Madrid, la mejor hora es las 16:00 horas porque no interfiere en el sueño nocturno, aunque durante los meses más calurosos del año es muy común que la población se vaya a dormir más tarde, posiblemente por las altas temperaturas y porque las comidas son más distendidas y copiosas.

Dormir después de comer se ha extendido a otros países como Estados Unidos, Uruguay y Argentina que la denominan power nap. Muchas empresas han habilitado espacios de descanso para los trabajadores, utilizados para mejorar el rendimiento cognitivo. En Andalucía, desde la Pandemia, con nuevos modelos de trabajo y horarios que permiten conciliar bienestar y productividad, la siesta se mantiene como una medida inteligente.

Referencias bibliográficas

stats