Pregón Semana Santa Sevilla 2022

La ciudad de Dios

Julio Cuesta durante su Pregón de la Semana Santa.

Julio Cuesta durante su Pregón de la Semana Santa. / Juan Carlos Vázquez

MÁS de meditación que de exaltación. En tono bajo, pausado, sin alzar la voz. Serio, sereno. Sin estridencias. Sin alharacas ni aspavientos, sin buscar el recurso fácil. Comprometido con la fe y con la ciudad que tan bien conoce. Repleto de verdades propias de un cofrade de larga trayectoria que no tiene nada que demostrar. Así ha sido el Pregón de la Semana Santa de Sevilla con el que Julio Cuesta Domínguez ha anunciado lo que está por venir en apenas unos días: nazarenos, pasos, imágenes de devoción... la ciudad a la que Dios ha concedido la gracia de convertirla en su cielo, palabras con las que terminó el Pregón. La ciudad de Dios, en definitiva, y el escenario perfecto para vivir su pasión, muerte y resurrección.

Había ganas de vivir el rito del Pregón tras más de tres años. Desde que Charo Padilla pronunciara aquel reportaje de su vida. Julio Cuesta puede presumir de ser el pregonero que más tiempo ha ejercido como tal. Desde su nombramiento en el otoño de 2019 han sido muchos los acontecimientos que han cambiado el mundo. Se han estrenado en el acto el alcalde, Antonio Muñoz; y el arzobispo, monseñor Saiz, quien quiso que su antecesor, monseñor Asenjo, le acompañara sobre el escenario. Como no podía ser de otro modo, el texto que ha leído Cuesta nada tiene que ver con el que elaboró para anunciar la frustrada Semana Santa de 2020. Dos años de ausencia y una pandemia vivida que ha puesto al mundo en jaque han conllevado un texto más reflexivo, evocador, más íntimo, comprometido, en el que hubo una encendida defensa de la vida, de la religión, de la evangelización de América a través de fray Bartolomé de las Casas, una llamada a la historia y a los hombres que hace 500 años dieron la primera vuelta al mundo o el anhelo de que la Semana Santa forme parte del Patrimonio Mundial.

Julio Cuesta durante el Pregón. Julio Cuesta durante el Pregón.

Julio Cuesta durante el Pregón. / Juan Carlos Vázquez

El Pregón ha tenido como destinatarios “a todos los sevillanos del mundo” y ha estado muy enfocado a resaltar la presencia de Dios en cada rincón de Sevilla. Comenzaba el pregonero poniendo en pie al teatro en un minuto de absoluto silencio seguido de un sentido Padre Nuestro. Un hecho inédito precedido por una profunda reflexión sobre lo vivido en los dos últimos años a consecuencia de la pandemia. Una oportunidad para la esperanza y para abrir un tiempo nuevo dejando atrás el relativismo. Tras golpear con fuerza el llamador de la conciencia, el pregonero ha dedicado unas palabras a su familia, y se ha emocionado con la mención a su nieto Julio, con el que hizo una defensa de la vida. Fue esta primera parte muy evocadora. Ha tirado Cuesta de los recuerdos, como aquellas Semanas Santas pasadas lejos de la ciudad. En ese itinerario de la memoria han estado presentes su mujer Carmen y su madre, de cuya mano conoció el rostro de la Esperanza en su primera Madrugada, siempre en su barrio del Arenal.

Se ha ido encendiendo poco a poco el pregonero en un texto que fue ganando con el paso de los minutos. La ciudad como el mejor escenario para la pasión, lugar escogido, ha dado paso a uno de los momento más intensos de la mañana. Desde la atalaya del Maestranza, el pregonero ha proclamado a los cuatro vientos que no hay mayor libertad que la de ser cristiano. El Cristianismo perseguido en pleno siglo XXI por los que buscan imponer el sometimiento, el totalitarismo y la esclavitud. “Libres por la fe”.

Un texto trufado de vivencias

Julio Cuesta durante el Pregón. Julio Cuesta durante el Pregón.

Julio Cuesta durante el Pregón. / Juan Carlos Vázquez

Las vivencias del pregonero han ido hilando los distintos pasajes del Pregón de Julio Cuesta, que duró una hora y veinte minutos. Entre sus hondas reflexiones en prosa, sobresalieron las trabajadas y bellas poesías dedicadas a la Esperanza de Triana, el Cachorro, la Hiniesta, el Rocío, la Macarena, el Gran Poder o su Virgen de la Caridad. El barrio del Arenal, la cuna del pregonero, ha estado muy presente en distintos pasajes. Como el de su Hermandad del Baratillo, cuya capilla, “diminuto joyero, majestuoso templo”, se convierte en una catedral que cada Semana Santa recibe a las hermandades de Triana.

El recuerdo a la familia ha retornado en la figura de su padre, nazareno que acompañó a la Virgen de la Estrella en la convulsa salida de 1932. Valores como la tolerancia, la libertad, el diálogo y el respecto, los ha buscado el pregonero en un paseo en la soledad de la pandemia por el barrio de San Julián. Y los encontró en la Virgen de la Hiniesta, quemada por la sinrazón hasta en dos ocasiones. De la eternidad simbolizada por el azul y plata, al repaso por aquellas devociones que tienen su eco más allá de las fronteras de Sevilla dedicando unos bellos versos a la Virgen del Rocío, “la Virgen de todas las Vírgenes”, como la ha definido el pregonero.

El público llenó el Teatro de la Maestranza. El público llenó el Teatro de la Maestranza.

El público llenó el Teatro de la Maestranza. / Juan Carlos Vázquez

La Macarena y el Gran Poder

El Pregón alcanzó su cima cuando llegaron los pasaje dedicados a las devociones más universales de la ciudad: la Macarena y el Gran Poder. “No hay amanecer sin rocío, no vida sin Esperanza”. En los ojos de la Macarena se ha parado el pregonero para hablar de esa esperanza a la que se aferran los enfermos con cáncer a los que él tanto ha ayudado. Y el Señor. La humildad del más poderoso en la visita a los que menos tienen. “Cordeles de ropa tendida, hechos guirnaldas de gloria”. No hay mayor ofrenda.

En el final ha recordado el pregonero la gesta de la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano y su llegada a Sevilla como alegoría de la Semana Santa: “Por lo mares del dolor a las playas de la Esperanza y a los cielos de la Victoria sobre el sacrificio”. Ha sido un alegato final a la historia de la ciudad y a lo que está por venir. Ahuyentada la noche, la luz del poder de Dios se hace presente para proclamar la grandeza de la fe en la que es su ciudad.

La presentación de Juan Carlos Cabrera

Juan Carlos Cabrera durante la presentación. Juan Carlos Cabrera durante la presentación.

Juan Carlos Cabrera durante la presentación. / Juan Carlos Vázquez

Ha tomado la palabra el delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, tras la excelente interpretación de la marcha Corpus Christi por parte de la Banda Sinfónica Municipal. El delegado ha repasado los momentos robados por la pandemia en los últimos años y ha ensalzado la labor solidaria llevada a cabo durante todo este tiempo.

"Hay más ganas de Semana Santa que nunca", ha dicho antes de condenar la invasión rusa de Ucrania. Ha tenido unas palabras muy cariñosas para el arzobispo emérito, monseñor Asenjo, que el teatro ha secundado con una gran ovación que el prelado ha recogido puesto en pie. Ha dado la bienvenida al nuevo arzobispo, monseñor Saiz, el alcalde, Antonio Muñoz; y no ha dejado pasar la oportunidad de recordar a Pascual González, recientemente fallecido.

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