Primero fueron los palcos en la Plaza de San Francisco casi al mismo tiempo que las primeras torrijas en los escaparates y el olor a incienso en las casas y calles. Quinarios, veneraciones y vía crucis confirmaban que los días de Semana Santa estaban cercas. En las casas de hermandad comenzaban los repartos de papeletas de sitio mientras que en los domicilios las túnicas constataban el paso del tiempo y el paso de niños a hombres y de niñas a mujeres. Las temperaturas de los últimos días y las lluvias anteriores han hecho que explote el azahar en los naranjos. El próximo domingo, será el pregón. La Cuaresma ha cruzado su ecuador y los indicios de la Semana Santa siguen su rutina.

El último rito de los previos ha tomado forma esta mañana del día de transición entre el invierno y la primavera.  Los operarios han comenzado a poner la rampa del Salvador, o la 'rampla', como es conocida por muchos aunque conozcan la forma correcta de decirlo. En cualquier caso, el juego preferido para los niños de Sevilla en la plaza del Salvador. No hacen falta ni más columpios ni toboganes. Solo corretear por la rampa y dejarse caer en la cuesta abajo o taconear por ella para que el zapateo resuene por toda una plaza donde siempre se respira vida. 

Operarios colocan la rampa del Salvador

Y niños serán también los primeros que la crucen con las túnicas blancas de nazareno, con el rojo de la cruz de Santiago, y las palmas acompañando el paso de la Borriquita. Y si todo transcurre, según lo previsto, nazarenos negros del Amor, horas más tarde, y los de Pasión, ya el Jueves Santo. Una rampa que puede contar miles de historias de quienes la usan como plataforma improvisada para ver las cofradías que cada día pasan por ese otro gran punto de paso de hermandades que es la Plaza del Salvador.