El Palquillo

Sábado de Pasión: La esperanza de los Desamparados

El gran estreno del Sábado de Pasión: salida del Cristo de los Desamparados del Santo Ángel / José Luis Montero

Las miradas hablan de mucha vida la tarde del Sábado de Pasión. Desde Torreblanca a Alcosa y desde San José Obrero a Ciudad Jardín pasando por el mismo centro de Sevilla, la ciudad ha sido un hervidero de emociones y oraciones. Son las preocupaciones y esperanzas de una ciudad que vive más allá de la muralla y que sabe mostrar también la Pasión de Cristo.

Los ojos de Marcelino, uno de los acólitos del Cristo de los Desamparados miran directamente al crucificado. Hace apenas una semana acudía al pregón de la Semana Santa con su padre. Entonces ya contaba con emoción a quien tuviera la inmensa suerte de escucharle que el Cristo de los Desamparados estaba impresionante en un paso que había llegado desde Sanlúcar de Barrameda. Y ahora vivía como cirial la primera salida del Cristo, de su Cristo de la Sopa, como conocían popularmente a la impresionante imagen de Martínez Montañés.

En el interior de la iglesia del Santo Ángel sonaba Virgen del Valle tocada en el órgano acompañando el rachear de los costaleros en el interior del templo. Una salida complicada que exigió la pericia de los costaleros y del capataz y que terminó con la solemnidad de la marcha Nuestro Padre Jesús a cargo de la Banda Municipal de Música de la Puebla del Río, que sorprendió con su redoble de tambor.

Fuera, una calle Rioja que se prolongaba en una marea de gente que se desbordaba hasta la Magdalena, primera parada del paso del Santo Ángel. Muestra de respeto a la parroquia y a la capilla de Montserrat para enfilar hasta la zona de Molviedro. Un recorrido clásico, recogido y que invita a saborear bien cada detalle del paso y del cortejo.

Por la calle Arroyo vuelven muchos vecinos que se fueron. Buscan al Nazareno de la Caridad y a la Virgen de los Dolores. San José Obrero ha ido creciendo en los últimos años desde la primera salida del nazareno en 2008.

Este mismo año por Ciudad Jardín la Milagrosa recibía el nombramiento como Agrupación Parroquial. Ayer muchos lo recordaban en las escalinatas de San Juan de Dios donde queda la guardia del sanedrín. Ese cuerpo de soldados que hace que la hermandad del Puente Cedrón sea una de las preferidas de los niños el Sábado de Pasión. El numeroso público de la Gran Plaza da buena cuenta de ello. La vinculación de la advocación de la Virgen del Rosario con la batalla de Lepanto ha estado presente con el canto del coro en la salida de la Dolorosa con Galeona de Sevilla, que ha estado acompañada en parte de su recorrido por el obispo auxiliar Ramón Valdivia y que ha estrenado en la calle la marcha el Rosario de María.

La primera de las que sale en este Sábado de Pasión va desde Padre Pío hasta la parroquia de los Dolores del Cerro. El Sábado de Pasión también suena a Desamparados lejos del Santo Ángel. El Divino Perdón de Alcosa tiene en su recorrido una parada especial en la parroquia de este nombre.

De todas las hermandades de vísperas, la más veterana es la de Torreblanca. El barrio entero sabe que su Cautivo se echa a la calle y nunca está solo. Ni Él ni la Virgen de los Dolores dejan un rincón sin visitar. Desde que el Cautivo hizo su primera estación de Penitencia el Sábado de Pasión día 8 de abril de 1995 con nazarenos por las calles de Torreblanca hasta la Iglesia parroquial del Inmaculado Corazón de María ha pasado mucho tiempo y han cambiado muchas cosas, pero no los rezos ni las peticiones –silenciosas o a gritos– de quienes viven en estas calles que suenan a nombres de torres y a árboles y que saben mucho de lo difícil que es salir adelante cada día.

El recorrido tiene uno de sus momentos más especiales en la visita al convento que las hermanas de la Cruz tienen en la calle Abedul. La hermandad ha ido creciendo tanto en el número de hermanos como en la estética de los pasos. La decana de las vísperas sigue siendo una de las que más interés despierta en la antesala de la Semana Santa. Ha sabido a lo largo de los años enriquecer su patrimonio sin perder su estilo, y sobre todo, sin perder de vista su objetivo de ayuda a los necesitados y su compromiso con los vecinos. Más de nueve horas por Torreblanca que el Sábado de Pasión es más barrio que nunca.

Porque esa es una de las grandes características de las hermandades de vísperas. Muestran el poder de los barrios de la ciudad, de la vida existente más allá de la sombra de la Giralda. De los vecinos que se levantan cada día y conocen cada línea de autobús que les lleva a la Campana pero que viven la Semana Santa con la misma intensidad que sus abuelos que vivían en San Lorenzo, la Alfalfa o la Puerta de Carmona y que vuelven cada día de esa Semana Mayor para vestir la túnica que llevaron sus mayores y volver a ver a los amigos de la infancia que el tiempo y la burbuja inmobiliaria desperdigaron por diferentes zonas de esa nueva Sevilla más allá de la Ronda Histórica.

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