EN VÍDEO

Sevilla vive una tarde gloriosa junto a la Virgen del Amparo en la Magdalena

La Virgen del Amparo a sones de la marcha 'Margot' / PABLO LASTRUCCI

A falta de las procesiones de la Virgen del Prado, la Inmaculada, Pura y Limpia del Postigo, y la Virgen del Rocío del Salvador; este domingo se puso el tradicional broche de oro a las procesiones letíficas en Sevilla, con la salida procesional de Nuestra Señora del Amparo en la festividad del Patrocinio de la Virgen. Este domingo es un punto de inflexión en el curso cofrade, a tres semanas de la festividad de la Inmaculada Concepción y a mes y medio para la Navidad del Señor.

La Real Parroquia de Santa María Magdalena había acogido por la mañana la solemne función principal de instituto de esta cofradía. A las seis de la tarde comenzaba la procesión por la puerta de la calle Cristo del Calvario. En esta ocasión el recorrido se desarrollaría por el entorno del Museo y la calle Alfonso XII, haciendo estación en los templos de San Antonio Abad (Hermandad del Silencio), San Gregorio Magno (Hermandad del Santo Entierro) y en la capilla de la Hermandad de Montserrat.

Solaperos y pines del Cachorro en las chaquetas de multitud de cofrades de la cofradía trianera, que habían celebrado su función principal ese mismo día, tras los cultos en honor a la gloriosa Virgen del Patrocinio. De ahí los lazos estrechos entre ambas corporaciones.

Esta imagen de la Virgen, obra de Roque Badulaque, con el Niño Jesús acunado en su brazo izquierdo y con un corazón alado sujetado en su mano derecha, fue bendiciendo su feligresía al son de un repertorio de marchas clásicas interpretadas magistralmente por la Sociedad Filarmónica de Nuestra Señora del Carmen de Salteras, tales como Margot, Virgen del ValleMacarena, de Emilio Cebrián, o Virgen del Amparo. Impecable trabajo, una vez más, de la cuadrilla de costaleros que comanda Ismael Vargas Crespo.

Elegante, clásica, señorial o nostálgica, son algunos de los calificativos más repetidos cada año para describir la personalidad única de esta cofradía de gloria fundada en 1735. Y no por repetitivos dejan de ser ciertos. Decenas de cientos de cofrades se dieron cita en este entorno de calles estrechas para quedar embelesados por el semblante sereno de la Virgen del Amparo. El dorado predominante en todo su paso resplandecía con la luz de las velas, candelabros y faroles.

Habían pasado solo tres horas cuando la cruz alzada volvía a cobijarse bajo las naves del templo, mientras que Nuestra Señora del Amparo atravesaba el andén de San Pablo. Poco antes, en la calle Bailén, el coro de la Real Parroquia de la Magdalena cantaba a la Santísima Virgen. El viento repartía el olor del incienso y de las jarras del flores, hechas a base de rosas y nardos, en una noche fresca pero agradable. A las nueve y media de la noche concluía la procesión con las estrofas del canto Sub tuum praesidium, la Salve Regina y las preces de rigor por los hermanos difuntos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios