Aldabonazo del arzobispo de Sevilla en el día de la Virgen de los Reyes: "La Iglesia no cede al lenguaje del odio"
José Ángel Saiz Meneses hace una defensa de la inmigración y recuerda, tras la polémica con Vox, que debe haber una "implicación responsable de los gobernantes"
La medida justa en tiempos de excesos
El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, hizo una rotunda defensa de la inmigración en el Día de la Virgen de los Reyes. En su homilía de la misa estacional tras la procesión de la Patrona, Saiz recordó que una de las acciones concretas que tiene el plan pastoral diocesano consiste en "potenciar y promover la acogida, el acompañamiento y la integración de las personas migrantes".
Para ello, hay "tres claves imprescindibles: acogida solidaria, integración leal y una implicación responsable por parte de los gobernantes", una frase que puede entenderse como una referencia al líder de Vox, Santiago Abascal, tras el virulento ataque de éste a la Iglesia católica a raíz de que los obispos afearan al partido ultra y al PP la prohibición de unos rezos de musulmanes en el polideportivo de Jumilla (Murcia). Abascal cargó contra "una parte de la jerarquía" eclesiástica, de la que deslizó que estaba comprada y no criticaba al Gobierno por las subvenciones públicas que recibía, al tiempo que insinuó que estaba "amordazada" por los casos de pederastia.
"Por nuestra parte, hemos de tener una actitud de acogida solidaria hacia las personas necesitadas que llaman a la puerta. Por parte de los migrantes debe darse una actitud de integración leal en la nueva sociedad que les acoge", continuó el arzobispo de Sevilla. El prelado citó a Benedicto XVI y su encíclica Caritas in veritate para definir la inmigración como "un fenómeno de tal magnitud y complejidad que sólo se puede afrontar desde una estrecha colaboración entre los países de procedencia y destino". Este proceso ha de ir "acompañado de normativas internacionales adecuadas capaces de armonizar los diversos ordenamientos legisltativos, con vistas a salvaguardar los derechos de las personas emigrantes, así como los derechos de las personas y sociedades que acogen".
Antes de su referencia explícita a la inmigración, Saiz había entrado ya en otra materia compleja: la guerra y la paz. "Sevilla es tierra de encuentro. Hoy, a los pies de la Reina, elevamos una súplica apremiante por la paz. Demasiadas heridas abiertas, demasiados inocentes que sufren en los conflictos que ensombrecen el mundo. La Iglesia no se resigna: ora, anuncia y trabaja por la paz".
Recordó el arzobispo las palabras del papa León XIV reiterando que "la paz se construye con manos limpias y corazón valiente: manos que comparten, que perdonan, que tienden puentes; corazón que reconoce la dignidad de cada persona y no cede al lenguaje del odio". Esta última frase, que enmarcó en el tramo de su homilía dedicado a la paz mundial, puede aplicarse perfectamente también al problema de la inmigración que trataría instantes después.
Fueron éstos los pasajes más destacados del sermón de un arzobispo que nunca hasta ahora había hecho referencias tan explícitas a temas tan actuales y polémicos. Obviamente, también ensalzó la devoción secular de Sevilla hacia la Virgen de los Reyes desde los tiempos de San Fernando. "Realeza que sirve, belleza que evangeliza, ternura que sostiene". Se refirió también al Jubileo de los jóvenes en Roma y pidió que se potencie la cultura del encuentro y la participación. "No hay bien común sin participación. El Año Jubilar es tiempo favorable para tejer alianzas que sumen: parroquia y cofradías, asociaciones y movimientos, universidades y centros de investigación, el mundo del trabajo y el de la empresa, el mundo de la cultura y el deporte".
Y concluyó dirigiéndose a las autoridades: "La Iglesia reza por vosotros cada día para que, en medio de dificultades reales y complejas, busquéis con rectitud el bien común, fundamento y medida de toda verdadera política". Entre los representantes de los poderes públicos estaban los tres concejales de Vox en el Ayuntamiento de Sevilla, que formaron parte del cortejo de la Virgen de los Reyes junto con otros 18 ediles municipales, entre ellos todos los del PP, partido en el gobierno, con el alcalde, José Luis Sanz, a la cabeza.
"No puede entrar destapada"
Precisamente el alcalde, en su tercer año como regidor en el día de la Patrona, se refirió a este 15 de agosto como "un día bonito, importante y grande". Sanz definió a la Virgen de los Reyes como "una de las grandes devociones de Sevilla y de su provincia". "Como hemos podido ver en la calle, no sólo se ha volcado la ciudad sino toda la provincia, que viene a ver la Patrona de la ciudad y de la Archidiócesis. Una vez más, hemos visto no sólo la implicación de la ciudad sino también la municipal, con nuestra banda al frente y los nuevos gallardetes, todo organizado para que los ciudadanos hayan disfrutado de un magnífico día".
Y fue, en efecto, una gran mañana en la que los sevillanos lucen sus mejores galas veraniegas para reencontrarse con su Patrona. La guayabera o cubana va ganando terreno al clásico niqui, mientras que los náuticos y zapatos con borlas están casi en peligro de extinción ante el avance de la zapatilla deportiva y los espartos. En las mujeres, mayoría de vestidos, con los hombros cubiertos si pretendían después acceder a la Catedral. Hubo alguna que no sabía nada de la norma que se lleva un tiempo aplicando para entrar al templo metropolitano.
“Lo siento, no puede entrar usted destapada”, le dice en la puerta de San Miguel un vigilante de seguridad a una joven con un vestido de tirantas y un escote, que aunque no es demasiado pronunciado, no parece ajustarse a la norma. La chica se queda fuera. Días atrás se ofrecieron a las jóvenes que acudieron a la novena fulares o pañuelos. Ayer no hubo esa opción. Fuera, una vez acabada la procesión, desfila la sección del Ejército de Tierra que ha acompañado a la Patrona.
A paso ligero y con una marcha militar, los soldados se despiden por la avenida de la Constitución, en la que ya empieza a dar el sol y en la que se observan los brutalistas bloques de hormigón que el Ayuntamiento ha colocado como sostén para unos toldos que todavía no existen. Recuerdan lejanamente a los cubos de cemento que se colocaban en el Vacie cada vez que se tiraba una chabola, para que no se volviera a levantar. Ha pasado la Virgen de los Reyes y la avenida sigue sin sombra, añorando unos árboles que ya hace años que no están. Son las diez de la mañana, aprieta el calor y la gente busca un sitio para desayunar.
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