Un amplio abanico de nuestros estimados lectores (otros no, por ello y por mucho más estaremos en un par de días con el Niño Jesús de Praga del Santo Ángel) guardará con cariño y honda nostalgia la Semana Santa de hace ya treinta o cuarenta años. En el corazón de la década ochentera, nuestra fiesta experimentó, tal y como hemos deslizado en artículos anteriores, un resurgimiento general análogo a los efervescentes cambios sociales. Flores, participación, música... Mucho más espontánea -aunque ciertas cuestiones nos indican no todo tiempo pasado siempre fue mejor- y fiel a sí misma. 

A buen seguro, entre aquellos cofrades se encuentra Alberto Balbontín, Hermano Mayor de Montesión, que visitó el pasado martes el plató de PTV Sevilla para analizar la actualidad de la cofradía: la restauración del Señor, el regreso a San Martín para celebrar los cultos, el sorpresivo orden del Jueves Santo y, cómo no, la participación en el Santo Entierro Grande. 

Al mencionar la palabra Arahal (no es la primera vez que me ocurre) se despierta en la conversación un aire de familiaridad, de acuerdo común e innegociable, y una sonrisa se arquea en los labios de quien habla con conocimiento de causa y corazón. Tanta trascendencia asumió esta agrupación y tanta fue su trascendencia que a día de hoy se yergue como un bastión inamovible de aquella Semana Santa de esta generación, que a su vez se lamenta de su acusada ausencia en los días sacros. ¿Cabe más Semana Santa ochentera en las partituras de Manuel Rodríguez Ruiz? El nombre de Montesión está presente en toda la geografía española y en toda agrupación que se precie. 

Hoy los tiempos son distintos -la consolidación de la Agrupación de la Redención en nuestra fiesta es más que un hecho, y por méritos propios-, pero el próximo ocho de abril muchos cofrades incansables que auparon la Semana Santa a la esfera de lo total y lo rotundo se reunirán de nuevo por las callejas del Museo para, por unos minutos, regresar aquellos Jueves Santos en los que siempre estaba la Agrupación arahaleña de la Magdalena. 

En el vídeo, compartido por el amigo Juanma Rull y extraído de alguna primitiva colección de DVD, el misterio de Montesión se abre al mar de la Alameda y, con una gracia especial en su manera de andar, se perfila para trazar el arroyuelo de la calle Trajano. Suena Arahal. Ni más ni menos.