Las Cigarreras en Los Terceros: "Pongamos la cruz de Guía en la puerta 121 años después"

Un recorrido que es toda una lección de historia de Sevilla y de la relación de la hermandad con la fábrica de tabacos

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Así ha sido la salida de la Hermandad de Las Cigarreras / Juan Carlos Vázquez

Son las cuatro de la tarde de un Jueves Santo que amaneció con el cielo encapotado y donde el sol se ha empeñado continuamente en asomarse al cielo. El raso morado de los antifaces cigarreros brilla en la puerta de la iglesia de los Terceros que da a Ponce de León. Un tramo apócrifo que va entrando poco a poco. En la puerta se les revisa la indumentaria. Los hermanos de Las Cigarreras están algo inquietos, saben que están haciendo historia reivindicando la suya propia en una estación de penitencia con la que además, regalan una lección de la relación de Sevilla con la hermandad de Columna y Azotes.

"Esto es completamente distinto. Antes de llegar aquí nos hemos cruzado con Los Negritos. Ahora está saliendo de Santa Catalina el paso de la Exaltación. Nosotros allí estamos como en una especie de oasis donde la única cofradía somos nosotros", explica uno de los acompañantes de un pequeño nazareno. Frenético ritmo en el día santo en el que los límites se borran y la noche se convierte en mañana y la mañana en noche sin solución de continuidad.

La salida de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna desde Los Terceros
La salida de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna desde Los Terceros / Juan Carlos Vázquez

Dentro, en la iglesia, entre los pasos de la Cena y los de las Cigarreras comienza el ritual que se repite en cada templo antes de que se abran las puertas y que iene mucho de encuentro familiar, de recuerdos de quienes enseñan a amar a las devociones familiares. De Jueves Santo en la entonces Tabacalera y de túnicas moradas que contrastaban con el celeste y crema y de una cartera donde siempre estaba la Virgen de la Victoria. La hermandad de la Columna y Azotes ha sabido hacerse con un barrio al que llegó en 1965 y ha crecido con él.

Por eso el largo camino de regreso en la noche del Jueves Santo es también un reflejo de su historia itinerante que comenzó en la antigua iglesia de San Benito de Calatrava, situada en la Alameda, en 1563. Fue allí donde se fundó la Hermandad de Columnas y Azotes. De allí pasó al monasterio de la Trinidad, entonces a extramuros en 1578 y en 1674, a Los Terceros aunque antes había estado en el convento dominico de San Pablo, en la iglesia- colegio de San Francisco de Paula, de Padres Mínimos y en San Pedro. Pero es en los Terceros donde la hermandad entronca con la historia de la industria cigarrera en Sevilla. La Fábrica de Tabacos estaba entonces en la zona San Pedro, por donde también pasará en su camino de vuelta al templo de la calle Sol. Los hermanos de entonces se dedicaban a los enterramientos de los empleados en estos operarios del tabaco.

121 años después

A las 16:25 la Cruz de Guía se prepara en la puerta a las 16:25 y se encienden los primeros cirios de la candeleria de Victoria. Los diputados de tramo nombran a los nazarenos y los colocan. Algún monaguillo corre porque quiere volver a su sitio. Todos quieren asomarse y ver a sus pasos en el altar mayor de la iglesia. El director espiritual, Pablo Colón dirige el rezo "en este templo que tantas oraciones acogió de nuestros antecesores". El sacerdote recuerda que las estaciones de penitencias se están aplicando por los frutos del jubileo. "Es el momento de revisar nuestra vida, de nuestra relación con Dios, de cómo vivo mi fe y cómo me transformará esta estación". Fuera suenan los tambores. La hora de la salida se está aproximando, pero antes el hermano mayor, Luis de la Iglesia, se ha dirigido a sus hermanos. "Llegó el día. Quién nos iba a decir que tendríamos en propiedad nuestra sede, pero hasta que esté preparado del todo, hay que pasar un peaje. Bendito peaje. Más de dos siglos estuvimos aquí. En esta iglesia empezó la relación con la fábrica de tabaco. Darle las gracias a tantos hermanos que han hecho posible esta realidad y el apoyo, ayuda y cariño de la Cena, que nos ha acogido tan bien".

Con el deseo de una "estación ejemplar, pidió al Señor Atado a la Columna "que nos enseñe a soportar y entender los azotes de la vida. Este año ha sido de sentimientos encontrados. Nos acordamos de todos los difuntos, en en especial Pepe (en referencia a José García Pastor, el hermano mayor fallecido este año), que ha estado al pie de cañón hasta último suspiro. Querido Pepe, esta estación va por ti. Diputado mayor de Gobierno, abra la puerta y pongamos la cruz de Guía en la puerta 121 años después. Hermanos, cúbranse", ha concluido justo a las cinco de la tarde.

La salida de la Virgen de la Victoria desde Los Terceros
La salida de la Virgen de la Victoria desde Los Terceros / Juan Carlos Vázquez

Ni diez minutos después, casi sin darse cuenta los costaleros se preparan. Suenan tres golpes de llamador y Manuel Villanueva llama a la cuadrilla. "A pulso alivíao, tos por igual, valientes, a esta es". Las llamadas al natural, no hace falta más. Son los primeros pasos de Nuestro Padre Jesús Atado a la Column. El rachear de los costaleros suena en la iglesia a esfuerzo, a oración callada. Todas las miradas van al paso y su lento caminar por el templo. Morado cigarrera en los lirios del paso, salpicados con cardos. Todo en su justa medida. Con el sabor de tiempos pasados.

El misterio se coloca entre el paso de la Santa Cena y el palio del Subterráneo que franquean la puerta de entrada a los Terceros. En la calle Sol no cabe un alfiler. Un pasillo de Domingo de Ramos para la hermandad cigarrera del Jueves Santo. El capataz advierte que la salida está dedicada a la memoria de Pepe. No hace falta apellidos porque en seguida alguna lágrima se escapa dentro del templo.

Casi sin meter ruido, con un engranaje perfecto, los nazarenos del palio comienzan a salir y suena el llamador del palio. Suena el himno de la Victoria. En la presidencia, el hermano mayor de la Cena, Álvaro Enríquez acompaña a Luis de la Iglesia en esta estación de penitencia con aires de extraordinaria. El de las Cigarreras hizo lo propio el Domingo de Ramos. La última llamada al palio la hace Enríquez "por la acogida tan cariñosa que nos ha dado", explica Villanueva a los costaleros. Todo medido en una coreografía perfecta donde la música la pone la banda de la hermandad con el himno de la Victoria. El palio se coloca entre el paso de la Cena y el palio de la Virgen del Subterráneo, en ese pasillo glorioso en el que se ha convertido el camino desde el templo hasta la calle Sol.

Nazarenos de las Cigarreras en la calle San Fernando, con el palio saliendo de la Universidad.
Nazarenos de las Cigarreras en la calle San Fernando, con el palio saliendo de la Universidad. / Archivo Fotográfico José Luis Bustamante De Miguel

María Santísima del Subterráneo es la marcha con la que el palio enfila hacia Alhóndiga para desembocar en Almirante Apodaca hacia Imagen en un recorrido que tiene mucho de historia y que les llevará hasta el Rectorado. Volverá a una calle San Fernando donde hay raíles de tranvía, como cuando hace 60 años fueron desde la actual Universidad hasta la Tabacalera en Los Remedios. Allí han crecido con el barrio y han sabido hacer hermandad en una zona, entonces nueva, de Sevilla. El camino de vuelta donde, además, pasaran por los Jardines de Murillo en un Jueves Santo que tiene carácter de extraordinaria después del mal sabor que dejó la lluvia el año pasado.

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