Comienzan los septenarios de la Macarena y la Esperanza de Triana
Cultos de cuaresma
Ambas imágenes están vestidas con sayas que contienen bordados asimétricos y del siglo XIX
La cuaresma llega a su ecuador con una imagen típica: El comienzo de los septenarios de la Macarena y la Esperanza de Triana. Ambas imágenes se encuentran ya preparadas en sus respectivos altares para que esta tarde comiencen los cultos que congregan a un buen número de devotos.
La Esperanza Macarena ha amanecido esta mañana en su camarín, envuelta en una montaña de velas. La Dolorosa de la Resolana ha abandonado los ropajes de hebrea -propios del actual tiempo litúrgico- y se encuentra ataviada con el manto conocido con el nombre de "Esperanza Nuestra". Dicha obra contiene piezas del techo de palio que bordó Rodríguez Ojeda en 1907 y del que realizara Victoria Caro en 1942.
La saya es conocida como "la del cajón", por ser la que portaba la imagen cuando fue resguardada durante la Guerra Civil. Esta pieza -una de las más antiguas de la corporación- fue diseñada por Rodríguez Ojeda en 1880 y bordada por Eloisa Rivera. José Ramón Paleteiro la pasó a terciopelo morado en 2005.
El septenario dará comienzo esta noche y estará presidido por el rector de la Basílica del Gran Poder, Borja Medina Gil-Delgado.
En la parroquia de Santa Ana todo está preparado para que esta tarde se inicie el septenario de la Esperanza de Triana, la cual fue trasladada el pasado viernes a dicho templo. En esta ocasión, la Dolorosa de la calle Pureza aparece sobre un altar sencillo (debido a las limitaciones establecidas en el uso de la cera y la altura) pero lleno de elegancia.
Todos los enseres son de plata. El frontal y los blandones proceden de la Hermandad de la Soledad de Alcalá del Río (la cual posee uno de los aparatos más suntuosos para los cultos que celebra la última semana de cuaresma) y los maceteros de la Divina Pastora de Cantillana.
En el atavío de la imagen destaca la nueva saya confeccionada por Francisco Carrera Iglesias a partir de unos bordados que un grupo de hermanos ha adquirido en un anticuario de Carmona. Estas piezas son del siglo XVIII y XIX. Al parecer, procedían de un antiguo convento de Morón. El bordador sevillano ha respetado escrupulosamente el diseño primitivo y ha sustituido los materiales de baja calidad por otros acordes al gran valor que posee el conjunto.
También estrena un ancla y un salvavidas, realizados en plata y carey, donación de otro grupo de devotos.
El septenario estará presidido por el párroco de San Jacinto, fray Javier Rodríguez Sánchez.
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