El Viernes Santo de 1975 la Hermandad de la Sagrada Mortaja se quedó en la Catedral por culpa de la lluvia y decidió regresar, con sus titulares en andas, la mañana del Domingo de Resurrección, que tampoco estaba muy clara en lo meteorológico, de ahí la gabardina que lleva don Eduardo Ybarra; el Cecop aún no se había inventado.
Por la esquina de una de las muchas casas donde atesoraba sus colecciones El Moro, anticuario que juntó un porrón de casas en una de las manzanas más codiciadas de Sevilla -las nuevas generaciones citarán ese lugar por el nombre del hotel que hay ahora allí-, camina la Piedad buscando la Plaza del Pan -la otra fotografía famosa de esta serie, ya publicada y expuesta no hace mucho- en una Sevilla pavimentada con adoquines de Gerena y llena de negros taxis Seat 1500.
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