Francisco, “la alegría como pulso vital de su ministerio”
El arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz, repasa el pontificado del Papa Francisco y su aportación a la Iglesia durante la misa celebrada en su memoria en la Catedral
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“Esa alegría fue el pulso vital de su ministerio: se transparentaba en su sonrisa, en su cercanía, en su palabra cálida, en su abrazo a los niños, a los enfermos, a los migrantes. Hoy, al recordarlo, sentimos resonar en nosotros su constante llamada: ‘¡No dejéis que os roben la alegría! ¡No dejéis que os roben la esperanza!’”. Con estas sentidas palabras definió el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, el pontificado del Papa Francisco durante la misa en su memoria que se celebró en la Catedral de Sevilla este martes. Monseñor Saiz mantuvo una buena relación con el Pontífice argentino, algo que se tradujo en importantes gestos con la Archidiócesis de Sevilla y su prelado. Una buena muestra es fue la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, en cuya inauguración se leyó un sentido mensaje de Francisco. Esta fructífera relación se sintió en la misa con la que la Archidiócesis quiso honrar al Papa recién fallecido. El Templo Metropolitano, tras el obligado aplazamiento por el apagón, registró un lleno de fieles y una gran participación del clero en esta celebración de recuerdo a un pontífice que si bien no visitó nunca la ciudad, sí tuvo su realidad muy presente.
La misa se celebró en el trascoro, lugar que acoge actualmente las celebraciones ante las obras de restauración que se están realizando en el transepto, espacio utilizado normalmente por su mayor amplitud. El arzobispo Saiz realizó en su homilía un repaso cronológico del papado de Francisco, resaltando sus principales publicaciones y los gestos y la personalidad de Francisco, una papa que ha dejado huella en creyentes y no creyentes, afirmó Saiz. “A través de sus gestos y palabras ha ofrecido un testimonio profundo, sencillo, siempre exigente, que transmite el ideal de una vida cristiana auténtica, sin concesiones a la galería ni a lo políticamente correcto según entiende la cultura dominante”, señalaba el arzobispo.
Saiz se detuvo en la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), un texto programático que ha sido en estos años de pontificado “como una carta de navegación para los cristianos de hoy”. Francisco, como abundó Saiz, hizo una enérgica defensa de la Iglesia en salida, una Iglesia que caminara hacia las periferias geográficas y existenciales, “que debe hacer suyo el dolor del mundo, especialmente el de los pobres y excluidos”.
En su primera encíclica, Lumen Fidei, escrita con Benedicto XVI, Francisco hablaba de la fe como la luz para recorrer el camino. Así lo explicó el arzobispo: “La fe, nos decía Francisco, no es una herencia muerta, sino una llama viva que se transmite de generación en generación, que se renueva en cada corazón abierto a la gracia. Nos exhortó a no esconder la luz bajo el celemín, sino a ser lámparas encendidas en medio de la noche, portadores de esperanza y de sentido para quienes buscan respuestas y consuelo”.
En la encíclica Fratelli Tutti, Francisco legó un mensaje de inclusión, de apertura, de ternura, de compasión. “Nos enseñó que la verdadera grandeza está en hacerse pequeño, en acercarse a los pobres, a los descartados, a los que sufren, en ser artesanos de reconciliación y de justicia”. En Laudato Si, el Papa “nos invitó a contemplar el mundo como una realidad iluminada por el amor, que nos convoca a una comunión universal”, recalcó el prelado hispalense.
Monseñor Saiz se detuvo en ensalzar a Francisco como un mensajero de la paz, de reconciliación, de diálogo, defensor de los desplazados, descartados, migrantes o desfavorecidos. Un papa que removió muchas conciencias. “El papa Francisco ha sido y seguirá siendo un testigo creíble del Evangelio. Su pontificado ha mantenido el rumbo fijo de la Iglesia hacia lo esencial: la misericordia del Dios hecho carne en Cristo Jesús, que es el corazón del Evangelio. Desde “el fin del mundo” llegó un Papa que ha puesto en el centro el Evangelio vivido con radicalidad, con ternura, con valentía”, finalizó monseñor Saiz.
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