El Palquillo

La Hermandad de la Exaltación inicia su Quinario con una estampa inusual de la Virgen de las Lágrimas

La Virgen de las Lágrimas en su ubicación provisional

La Virgen de las Lágrimas en su ubicación provisional / José Carlos Casquet

Inevitablemente, Santa Catalina marca un antes y un después en la espera de la Cuaresma. La Hermandad de la Exaltación celebra durante esta semana (siempre la primera que, al completo, esté conformada por días de febrero) el Quinario a su crucificado, cuyo equipo de priostía jamás deja indiferente. Si a ello le sumamos el escenario en sí de este templo, uno de los más completos y redondos en materia patrimonial de toda la ciudad, la belleza está servida. En contadísimos espacios se puede observar, de manera tan condensada y rotunda, una variedad de estilos artísticos de esta magnitud. Del mudéjar al barroco. De Ruiz Gijón a Leonardo de Figueroa. 

Altar de Quinario de La Exaltación Altar de Quinario de La Exaltación

Altar de Quinario de La Exaltación / José Carlos Casquet

Bajo un inmenso pabellón con corona real, en el Altar Mayor de la Iglesia, se alza el roldanesco Cristo de la Exaltación, acompañado de más de dos centenares de velas que, durante estos cinco días, ofrecerán luz y solemnidad a la celebración de este Quinario. Luce las potencias de plata estrenadas en 2018, así como el juego de remates de la cruz en plata de ley del s. XIX. El exorno floral está compuesto por rosas amnesia, fresias, escabiosas, matiolas, espino y tillandsia, todas en tonalidades malvas, creación de Floristería Arrabal.

Altar de Quinario Altar de Quinario

Altar de Quinario / J. C. Casquet

El altar de cultos lo completan los ángeles pasionarios de Luisa Roldán (una de las firmas más cotizadas en el mercado contemporáneo, dato para reseñar y valorar el patrimonio de esta cofradía), así como el San Sebastián de la capilla sacramental de Benito Hita. También, un monte a los pies del Cristo representando el gólgota con la calavera.

La Virgen en la Capilla Sacramental

Pero, sin duda, una de las estampas que más llama la atención es la provisional ubicación de la Virgen de Las Lágrimas, que para esta ocasión no acompañará al Cristo en el altar, sino que recibirá culto en un enclave emblemático y extraordinario: la Capilla Sacramental, también propiedad de La Exaltación. Este espacio, trazado y diseñado por el ilustre Leonardo de Figueroa, se consagra en 1768, y a día de hoy se considera como una auténtica joya del barroco andaluz y, probablemente, universal: en su pequeño espacio arquitectónico se condensa una variedad tipológica de elementos ornamentales tan amplia que resulta difícil sintetizar.

La Virgen de Las Lágrimas en la Capilla Sacramental La Virgen de Las Lágrimas en la Capilla Sacramental

La Virgen de Las Lágrimas en la Capilla Sacramental / J. C. Casquet

La imagen ocupa la hornacina que, habitualmente, preside una Inmaculada de Alonso Cano, que en estos momentos se encuentra en el taller de Pedro Manzano, donde está siendo sometida a labores de mantenimiento y conservación. Luce la Virgen manto de terciopelo de lyon burdeos bordado en oro de Jesús Rosado, saya de terciopelo de lyon burdeos bordada en oro de Carrasquilla, corona de salida, broche de los donantes de médula y tocado de tul bordado en plata. Una imagen abrumadora que nos ofrece la Hermandad de Santa Catalina para deleite y gozo de los cofrades. 

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