El Palquillo

Los niños mayores de tres años necesitarán un abono para acceder a las sillas

  • El Consejo también limitará el movimiento de los abonados de la calle Sierpes y los pases para los residentes

Un niño sentado en una silla en la Campana.

Un niño sentado en una silla en la Campana. / Antonio pizarro.

Una modificación sustancial. Los menores de más de tres años de edad necesitarán a partir de la próxima Semana Santa un abono para poder acceder a la carrera oficial. El Consejo de Cofradías ha adoptado esta decisión por motivos exclusivamente de seguridad. La institución cofradiera, siguiendo también las recomendaciones del Ayuntamiento, no quiere que haya ninguna persona, en este caso menores, sin su correspondiente silla en el recorrido oficial de la Semana Santa para evitar un exceso de aforo. Hasta el año pasado podían acceder a la carrera oficial de manera libre los niños de hasta seis años. El Consejo ha disminuido esta edad hasta los tres años, como se recoge en el artículo 18. D (obligaciones) del Reglamento de Sillas y Palcos que ha sido entregado a todos los titulares tras la renovación de las localidades: "Los menores, a partir de los tres años de edad, deberán estar provistos de su correspondiente abono para acceder a su localidad".

El Consejo entiende que con esta medida la carrera oficial ganará en seguridad, al disminuirse de manera importante el número de niños que acceden junto a sus familiares sin tener silla, permaneciendo de pie en muchos casos y generando, además, molestias para otros abonados. La nueva norma tendrá una especial incidencia en la calle Sierpes, donde los menores podían moverse sin las limitaciones de las vallas del resto del recorrido. Sierpes es el punto más complicado de toda la carrera oficial por su angostura y la presencia del público, generando problemas para que muchos pasos puedan discurrir de manera normal.

Para tratar de disminuir los problemas de la calle Sierpes, el Consejo ha adoptado otras dos medidas de calado. La primera consiste en limitar la circulación de los abonados, que hasta ahora podían recorrer toda la calle sin muchos problemas. El personal del Consejo impedirá que los abonados puedan pasar de un sector a otro. Con ello se dará solución a la demanda de muchas hermandades que veían cómo sus pasos iban a arrastrando una auténtica bulla desde la entrada desde la Campana hasta la desembocadura de la Plaza de San Francisco. La segunda decisión consiste en limitar los pases que se dan a los residentes de Sierpes y sus calles perpendiculares, quienes, en algunos casos, hacían un mal uso de los mismos y permanecían apostados a pie de calle contemplando los desfiles procesionales.

El Consejo estima que con estas medidas, y la eliminación de más de 200 sillas, se da un paso importante para convertir Sierpes en una calle más segura.

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