La Campana

La Virgen de Guadalupe no es de Buiza

  • Las Aguas adquirió la imagen de Álvarez Duarte y no hizo ningún encargo al imaginero de Carmona

  • A los pies de Guadalupe

Álvarez Duarte junto la Virgen de Guadalupe en su taller, donde la restauró en 2011.

Álvarez Duarte junto la Virgen de Guadalupe en su taller, donde la restauró en 2011. / Eugenio Borrego

En las últimas semanas se han difundido y publicado en diversos medios de comunicación unas declaraciones de Francisco Buiza, según las cuales él sería el autor de la Virgen de Guadalupe. Así parece decirlo en unas grabaciones de cinta magnetofónica, realizadas en 1977, sin aportar ninguna prueba al respecto. A partir de difundirlas, se han deslizado dos falsas versiones. Una que Luis Álvarez Duarte le habría robado el rostro de una dolorosa a Buiza, que sería el verdadero autor. Y otra que Álvarez Duarte, que era discípulo de Buiza y estaba en su taller como aprendiz, estaba haciendo una dolorosa que Buiza le ayudó a remodelar, y que después, cuando supo que Buiza tenía casi cerrado el contrato con la Hermandad de las Aguas para tallarles una dolorosa, se dirigió a la hermandad para ofrecerle la suya en la que le había intervenido Buiza.

Para aumentar la polémica, el imaginero Juan Manuel Miñarro ha prestado credibilidad a la supuesta versión de Francisco Buiza, sin tampoco aportar ninguna prueba al respecto. Sorprende mucho que esta versión se haya dado a conocer después de muerto el autor de la imagen, Luis Álvarez Duarte, cuando ya no puede defenderse ni explicar lo que realmente pasó. Pero, para desgracia de algunos, aún hay testigos presenciales que pueden acreditar lo que ocurrió. Y lo que realmente pasó es que la autoría de la imagen se debe a Luis Álvarez Duarte. Y que la Hermandad de las Aguas jamás tuvo un contrato casi cerrado con Francisco Buiza para que le hiciera una dolorosa, aunque es cierto que les ofreció una imagen.

Igual que existen unas declaraciones (confusas, por cierto) de Buiza sobre la Virgen de Guadalupe, hay otras de Luis Álvarez Duarte. Su versión sobre la Virgen de Guadalupe está publicada en el libro biográfico Álvarez Duarte, el niño imaginero (Almuzara, 2019) (páginas 39 a 56), del que soy autor.

La actual Virgen de Guadalupe, tallada por Luis Álvarez Duarte, se encontraba en su piso de San José Obrero. Luis había visitado al entonces hermano mayor, Juan Delgado Alba, para ofrecérsela. Le enseñó unas fotos y le pidió por la imagen “12.000 pesetas, aunque se podría quedar en 10.000”. Esta versión es confirmada por el entonces mayordomo de la Hermandad de las Aguas, Joaquín Delgado-Roig Pazos: “Es indignante que ahora digan que la imagen era obra de Buiza. Eso es falso de toda falsedad. Y con Buiza nunca tuvimos ningún acuerdo para que tallara la Virgen de Guadalupe. Lo puedo desmentir porque yo era el mayordomo que cerró el contrato con Luis Álvarez Duarte ”.

Entre los hermanos de las Aguas y cofrades que vieron la imagen en casa de Álvarez Duarte estaban Ernesto Barragán, que fue el primero, Juan Delgado Alba, Joaquín Delgado-Roig Pazos, Francisco Mesa García y José Joaquín Serrano Magro. También la vio José Ignacio Artillo González, que era muy amigo de Delgado Alba.

Luis Álvarez Duarte reconoció que la adquisición de su dolorosa por la Hermandad de las Aguas le originó problemas con Buiza, y que se distanciaron por ese motivo. Lo atribuyó a celos profesionales, y lo explicó en sus declaraciones publicadas en el citado libro: “El éxito de la Virgen de Guadalupe tuvo una repercusión muy negativa en mi relación con Buiza”. Según afirmó: “Parecía que había cometido un crimen. Después me enteraría, porque me lo contaron, que cuando supo que buscaban una dolorosa, un día Buiza llamó a Fernand y le pidió que hiciera fotos de una Virgen que él había tallado y que ahora es la Trinidad de Málaga, para ofrecérsela a Las Aguas”.

Según recuerda Joaquín Delgado Roig, antes de tomar la decisión definitiva, los cofrades de Las Aguas habían valorado nueve posibilidades. Además de la dolorosa de Álvarez Duarte y la de Buiza, tantearon otras siete alternativas:

  • La antigua Virgen de la O. Aunque lo hablaron, no hubo acuerdo.
  • Una dolorosa de Abascal, que fueron a ver a la calle Alhóndiga y no les interesó.
  • Otra dolorosa de la parroquia de San Ildefonso que les mostró el párroco, el padre José Barriga, y que se consideraba obra probable de Juan de Astorga.
  • Una Virgen, de autor desconocido, que tenía un coadjutor de la parroquia de San Julián en su casa de la plaza del Pelícano.
  • Una Virgen que les mostraron en la iglesia de Capuchinos, también atribuida a Astorga.
  • Una mascarilla en barro, realizada por Antonio Dubé de Luque, que les enseñó cuando empezaba en la calle Fernández y González.
  • Por último, se comentó que Antonio Illanes, autor del Cristo, ofrecía una dolorosa tallada por él, pero no llegaron a verla.

Descartaron todas. Y, según Álvarez Duarte, “el hermano mayor, Juan Delgado Alba, desde que vio mi Virgen, quedó fascinado con esa imagen, según me dijo después”.

Esa versión la certifica hoy Joaquín Delgado-Roig, mayordomo entonces de las Aguas, que añade más detalles: “El rostro de la Virgen nos maravilló. Después de verla, le dio una pátina para dejarla algo más morena, y le hizo unas manos más trabajadas. Le pedimos que mejorara el candelero, que parecía endeble. Así lo hizo. En cuanto al precio, ciertamente era barato, pero se debe tener en cuenta que Luis estaba pasando muchas dificultades, su familia era modesta y su madre se quedó viuda. No podía desaprovechar la oportunidad que tenía”.

Luis Álvarez Duarte, al que apodé “el niño imaginero”, fue un artista precoz. A los doce años ya era autor de la Virgen de los Dolores, de San José Obrero, fechada en 1962. La Virgen de Guadalupe, de 1966, fue su cuarta dolorosa, no era la primera. Entre ambas, talló también la Virgen de la Concepción, de Palma del Río (Córdoba), en 1963; y la Virgen de la Amargura, de Constantina, en 1964. Poco después de Guadalupe, en 1967, realizó la Virgen de los Dolores, que adquirió la Vera Cruz de Huelva; y en 1969, la del Dulce Nombre, de Bellavista. Con apenas 20 años, hizo el Cristo de la Sed, un crucificado de talla completa, fechado en 1970.

Con esos datos se puede entender que no necesitaba robar nada a nadie. Por lo que tampoco es justo que le roben los méritos de su arte.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios