La Pastora de Santa Marina vuelve a casa coronada bajo la amenaza de la lluvia

Las inclemencias del tiempo obligaron a retrasar la salida, acortar itinerario y adelantar la entrada

Pasadas las once de la noche se puso el punto y final a varios meses de trabajo y espera

Así es el nuevo manto bordado de cultos para la Esperanza de Triana

La Divina Pastora ubicada ante el Ayuntamiento en la tarde de este domingo
La Divina Pastora ubicada ante el Ayuntamiento en la tarde de este domingo / Hermandad

Con incertidumbre y no en la circunstancia más deseada, pero la Divina Pastora ya está en la calle Amparo. Tras casi un mes de peregrinación por diversos templos de la ciudad, otros tantos de preparativos y unas últimas horas vibrantes, la normalidad regresa para los cofrades pastoreños de Santa Marina, que han visto cumplido su sueño. La hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina logró esquivar prácticamente en su totalidad la inestabilidad atmosférica y pudo procesionar en la tarde-noche de este domingo de regreso a su sede canónica.

Tras la emotiva misa de coronación de este pasado sábado, la ciudad amanecía bajo un cielo plomizo y encapotado, que auguraba decisiones complejas e inquietudes. Descargaba con fuerza en varios puntos de la provincia pero, en el interior de la Catedral, la comitiva formaba en el marco de la máxima normalidad. Numerosas corporaciones participaban asistiendo en representación con sus estandartes corporativos y así se dispuso el cortejo. A las seis y cuarto de la tarde se reunió nuevamente la junta de gobierno y, a su término, se anunció la decisión de salir a las siete menos cuarto, una hora más tarde de lo inicialmente establecido, aprovechando un respiro meteorológico, y sacrificando algunas calles emblemáticas como la propia Divina Pastora o San Blas.

En apenas un cuarto de hora toda la comitiva estaba en la calle y rebasadas las siete repicaron las campanas de la Giralda anunciando la salida de la Divina Pastora, tocada con la corona de coronación y el sombrero a la espalda, portando el manto rojo diseño de Antonio Castro y ejecutado por el taller de las Hermanas Rama. Un repertorio clásico acompañó un ramillete de enérgicas chicotás y en el Ayuntamiento se retiraron todas las representaciones, manteniéndose la cruz alzada -restaurada al igual que el paso por Sheila Criado- y el soberbio simpecado de gala de Antonia Bazo, de principios del XIX.

La calle Sierpes se vistió de gozo con una lluvia de flores y de especial significación resultó la alfombra de sal dispuesta por el Colegio de las Calasancias, el cual visitó la Divina Pastora el pasado mes de marzo durante su estancia misional en Tres Barrios. La Agrupación Musical Santa Cecilia interpretó algunas piezas musicales desde Orfila hasta Amor de Dios y nuevamente se aceleró el paso por Conde de Torrejón, en previsión del regreso de la lluvia. De hecho, una pertinaz llovizna regó la calle Feria y la Divina Pastora hubo de guarecerse varios minutos en la capilla de Montesión. A pesar de la premura, un castillo de fuegos recibió a la Virgen en una engalanada calle Aposentadores, y el sueño de la coronación culminó pasadas las once de la noche, con cierto regusto amargo pero con la satisfacción en los ojos de los hermanos pastoreños que cumplieron el sueño aquel de fray Isidoro: La Pastora Coronada.

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