Un 'picasso' en el Palacio Arzobispal
Contrapunto
Viernes Santo. Este Sábado Santo se cumplen cincuenta años de la muerte de Picasso, que murió un domingo de pregón que pronunció José Ortiz Díaz
El Sábado Santo se cumplen cincuenta años de la muerte de Picasso (Málaga, 1881, Mougins, Francia, 1973), que murió un domingo de Pregón. El de aquel año lo pronunció José Ortiz Muñoz, catedrático de Derecho Administrativo. Pidió la marcha Jesús de la Pasión, de Pedro Braña y terminó su pregón en latín, con palabras del Miserere. Lo cuenta Joaquín Moeckel, que entonces sólo tenía seis años, pero tendría mucha relación con el pregonero del día que murió Picasso. Primero como alumno de sus clases de Derecho Administrativo en la antigua Fábrica de Tabacos, después ya como hermano mayor del Baratillo (1999-2002).
En vísperas del cincuentenario de la muerte del genial pintor malagueño, hay una curiosa presencia de su legado en Sevilla. La luz de esta historia me la encendió la última página del número 326 de la revista Iglesia en Sevilla. La firmaba Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural de la Archidiócesis. Este sacerdote nace en 1973, el año que muere Picasso. "A los curas de ese año nos dicen la generación Patrocinio". En abril de 1973, el mes que muere Picasso, el cardenal Bueno Monreal bendijo la nueva imagen de la Virgen, obra de Luis Álvarez Duarte, tras el incendio ocurrido en la Basílica de la Expiración (Cachorro) el 26 de febrero de ese año.
A Picasso le pusieron Pablo por su tío Pablo Ruiz Blasco, sacerdote, que fue canónigo de la catedral de Málaga y profesor del Seminario, que muere en 1879, dos años antes de que nazca el pintor. Era hermano de José Ruiz Blasco, octavo de una familia de once hijos y padre del artista. Se casó con María Picasso López. El apellido materno hará inmortal a su hijo. Su padre era profesor de pintura y sus compromisos docentes le llevaron con su familia a La Coruña y Barcelona, ciudades donde transcurre la infancia de Picasso. El tío cura le propuso a su hermano Diego que le hiciera un retrato al nuevo obispo de Málaga. Se trataba de Juan Nepomuceno Cascallana y Ordóñez, nacido en Sevilla en 1785 y destinado a la diócesis de Málaga en 1852 después de haber sido obispo de Astorga dos años antes. También fue rector de la Universidad de Osuna y capellán mayor y predicador de la reina Isabel II en 1847. Aparece en uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.
Realizado el retrato del nuevo obispo de Málaga, el tío cura de Picasso se lo regaló al propio Cascallana y Ordóñez. "El cuadro tiene más interés histórico que artístico", dice Rodríguez Babío, que nos abre las puertas del taller de Restauración del Palacio Arzobispal donde se trabaja a destajo. "El cuadro estaba en el almacén, lo trajimos para limpiarlo y fue una sorpresa descubrir su autoría. Al principio, al leer en la firma Ruiz Blasco pensamos que era del padre de Picasso".
En el taller restauran un cuadro con mucho más valor artístico de un cardenal Tarancón que no es el de la Transición, sino un contemporáneo de Cascallana que se encargó de la educación de Isabel II y de su hermana, la infanta María Luisa, futura duquesa de Montpensier.
En tareas de restauración trabajan Antonio Gamero y Agustín Martín de Soto. Otros dos jóvenes pulen unos materiales para el coro bajo de Santa Clara. Junto a los cuadros y caballetes hay una importante colección de libros. Entre ellos un libro sobre Picasso firmado por Hans L.C. Jaffé, profesor de Arte Moderno de la Universidad de Amsterdam. En 1936, al estallar la guerra civil, Picasso fue nombrado director del Museo del Prado.
Una semana antes de la muerte de Picasso, Marlon Brando rechaza el Oscar por El Padrino de Coppola. Una semana después, el cantante Nino Bravo fallece en accidente de tráfico. Se intensifica el cerco judicial sobre Richard Nixon en el caso Watergate. El cartel de la Semana Santa de ese año lo firmó Carlos Ortega. Un palio por la plaza del Triunfo con la Giralda iluminada.
Picasso muere un domingo de Pregón y el cincuentenario de su muerte cae en Sábado Santo. Otro Sábado Santo, el de 1977, con la mayoría de los ministros de vacaciones de Semana Santa, Adolfo Suárez anunció la legalización del Partido Comunista. Sábado Santo Rojo se titula el libro del periodista Joaquín Bardavío que narra el llamado año de la peluca. Año 1976, cuando Santiago Carrillo cruza la frontera de Francia con España en un Mercedes con su amigo Teodulfo Lagunero. En Montpellier se ajusta una peluca que le ha regalado Gonzalo Arias, que había sido amigo y peluquero personal de Pablo Picasso. El PCE se legaliza el 9 de abril de 1977, cuatro años y un día después del fallecimiento del pintor malagueño.
Acaba de aparecer el libro Las mujeres detrás de Picasso, de Eugenia Tenenbaum. Siete francesas y una ucraniana, Olga Khoklova, su primera esposa. Después se casaría con Jacqueline Picasso. Tuvo hijos con la primera y con Françoise Gilot. A Olga la retrató en 1917 con mantilla. Ese año de la Revolución Rusa se conocieron en Roma, donde ella formaba parte de los ballets rusos de Parade, con música de Erik Satie, puesta en escena de Jean Cocteau y decorados de Picasso. Antonio Rodríguez Babío estuvo dos años formándose en Roma.
Sábado Santo. Picasso unido por un tío cura y un obispo retratado por su tío pintor. No les han pedido el cuadro desde el Museo Pablo Picasso de Málaga. Ahí están de tertulia canónica en una improvisada conferencia episcopal el obispo Cascallana y los cardenales Tarancón y Solís, éste obispo de Sevilla y Málaga y arzobispo de Trajanópolis, en la antigua Macedonia Oriental.
El año que muere Picasso se quita la vida para no entregarse Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 y muere en atentado el almirante Carrero Blanco el 20 de diciembre. El pregonero Luis Ortiz Muñoz volvió a sus clases de Derecho Administrativo. Su padre, José Ortiz Muñoz, fue mayordomo de la Amargura. Su tío, Luis Ortiz Muñoz, muy unido a esa hermandad, fue pregonero en 1943 y ocupó un alto cargo en el Régimen. "Eso explica que la Amargura fuera coronada canónicamente antes que la Macarena", dice Moeckel, el aplicado alumno de Ortiz Díaz.
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