Del salón en el ángulo oscuro...
De capa y cola (Un paréntesis en las vísperas)
Versos románticos (no confundir con San Valentín y otras fiestas comerciales) sirven de título.
Ni el mejor Bécquer describió con mayor acierto la imagen. Sobre un retablo lateral, contemplada por ojos que sólo buscan la perfección artística, con un madero para mitigar la soledad, esta Virgen llora sus siete dolores.
Brillos antiguos, lujos pretéritos que el tiempo fue borrando de la historia.
No hizo falta que se cumpliera la profecía. El polvo ya cubre lo que ha de llegar a ser el cuerpo.
Era la Antigua una devoción ancestral que fue cambiando su adjetivo. El paso del tiempo trajo otras modas, otros rostros a los que rezar. Y aquí sólo queda el silencio de la ignorancia. Con las manos entrelazadas llora su pena, el octavo puñal que le clavó la vida: el olvido.
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