Así ha sido el estreno de la Vía Sacra: Prosa, verso y música para evitar la ‘espantá’
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El dispositivo logra que los nazarenos vayan a los baños de la Catedral con más decoro
La lectura de las meditaciones se acompasa con la velocidad de los cortejos penitenciales
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A las cinco de la tarde hay una hilera de personas esperando para entrar en la Catedral. Es Domingo de Ramos y la sensación de bochorno hace que la camisa se pegue al cuerpo más de lo deseable. En el grupo de quienes integran esta cola delante de la Puerta del Príncipe (donde estuvo la copia del Giraldillo, para entendernos) hay incondicionales del tránsito de las cofradías por el templo metropolitano. La mayoría, de edad avanzada, donde priman matrimonios y grupos de mujeres que esquivan la bulla de estas horas.
“Abrimos en nada”, le dice el guardia de seguridad a una de las sevillanas ansiosas por encontrar la sombra que proporcionan las altas bóvedas catedralicias. Dentro, todo está dispuesto para uno de los estrenos de este Domingo de Ramos. De carácter logístico, pero en el que el Cabildo Catedral y el Consejo han puesto gran empeño. Se trata de la Vía Sacra, proyecto de nombre rimbombante con el que se quiere dotar de decoro el discurrir de las cofradías por el templo que da sentido a la estación de penitencia.
Este proyecto, explicado a principios de año, consta de tres puntos clave: la Puerta de San Miguel, el sepulcro de Cristóbal Colón y la Puerta de los Palos. En ellos se la juegan los diputados a los que las hermandades ha hecho responsables de que no se produzca una desbandada de los nazarenos hacia los aseos en cuanto ponen un pie en suelo catedralicio. La intención es que los cortejos permanezcan, al menos hasta la altura del altar mayor, lo más completos posible. Objetivo que requiere de una logística a la que se le pone letra, voz y música para que este tránsito –y la consiguiente espera hasta poder ir al WC– sea lo más fructífera (espiritualmente hablando) y llevadera (físicamente) para los integrantes de los cortejos.
Las meditaciones
Las hermandades han recibido las últimas semanas documentos con los textos a leer. En la Hiniesta se ha elegido para tal menester a Rafael Perea Lérida y a Manuela María Delgado Sánchez. Ambos son veteranos en la corporación de San Julián. Llevan una carpeta con las páginas a las que tendrán que poner voz. Se han ido con antelación para estar atentos a cómo lo hace la encargada de la meditación en Jesús Despojado. Todos visten de oscuro. Rafael pertenece a la delegación de Liturgia del Arzobispado. No es la primera vez que desempeña este cometido. Otros Domingos de Ramos también se encargó de leer las meditaciones, pero “lo de este año es distinto”.
“La meditación del Cristo se centra en el pasaje evangélico que representa, ensalzando la figura de María Magdalena”, refiere este experto en liturgia. Para la Virgen se habla del misterio de la Encarnación y “describe al detalle el Ave María”. La lectura no puede hacerse de corrido, debe acompasarse a la velocidad del cortejo. “Antes, cuando no había tanto control, se metían muchos aspectos históricos de las cofradías en los textos, ahora se centran más en los Evangelios”, explica Rafael, que se queda con una duda de corte casi existencialista: “¿Captarán los nazarenos el mensaje de lo que aquí se lee?”.
La primera prueba de la Vía Sacra llega con Jesús Despojado, tras retrasar la Borriquita su salida a la noche y hacerla junto al Amor. El mayor trabajo lo tiene el diputado situado frente a la tumba de Colón, en pleno crucero de la Catedral, donde se agradece el soplo de aire que entra por la Puerta del Príncipe. Los nazarenos acuden a los aseos del Patio de los Naranjos –este año se han colocado 36– en grupos de 10-15, un número no demasiado elevado que evita que el cortejo quede desintegrado en esta parte del recorrido por el principal templo de la Archidiócesis.
En el palquillo de los canónigos, junto a la Puerta de San Miguel, se encuentran Geraldino Pérez Chávez y Miguel Vázquez Lombo. El delegado de Pastoral y Personal de la Catedral, Adrián Ríos, se encuentra junto a los lectores, indicando las pausas a realizar en función de la velocidad de los cortejos. Este cura muy cofrade está revestido con los ropajes propios de los canónigos, aunque hasta unos minutos antes se le podía ver con clériman y camisa negra, con chaleco de idéntico color sobre los hombros, indumentaria muy propia de los cangrejeros en estos días santos.
Versos de Gerardo Diego
Al pasar el misterio de Jesús Despojado, desde el órgano, se interpreta Costalero, marcha muy ochentera. Momento vintage, que dirían los cursis. Las sillas y bancos de la Catedral ya están ocupados. Se pide a los presentes que se sienten y no deambulen por las naves. Orden a la que se le hace escaso caso. Se recitan versos del vía crucis que compuso Gerardo Diego.
En primerísima fila se encuentra Carmelita Cabezón, especialista en rizar muchas de las palmas que desde este domingo cuelgan en los balcones de iglesias y hermandades. Esta sevillana estuvo trabajando desde que era una adolescente hasta que se casó con su marido, a los 22 años. “Todos muy guapos, pero no me encapriché con ninguno. Luego me casé. Llevo 53 años con el mismo hombre, no he conocido otro”, dice Carmelita en un acto de confesión espontánea con el periodista, al que acaba de conocer tras preguntarle por el nombre de la cofradía que pasa en esos momentos frente a ella. “Desde hace 30 años rizo palmas. Me vengo toda las tardes aquí y me entretengo viendo pasos”, detalla.
Un buen número de sillas las ocupan turistas de piel blanquecina e indumentaria tan cómoda que más bien parece que acaban de salir de una sesión de crossfit. En algunos nativos la vestimenta, también, adquiere tal dosis de confort que por unos momentos la acercan más a un domingo playero que de Ramos.
Suena Macarena de Cebrián cuando llega la Virgen de los Dolores y Misericordia. Su capataz, Pedro Díaz, tiene un bello gesto con Pablo Núñez y gira el paso hacia este joven en sillas de ruedas, al que conoció por medio de una vecina.
Empieza el discurrir de la Hiniesta. Aquí el número de nazarenos que acuden al servicio es mayor, aunque sin llegar a dejar escuálidos los tramos. Son ya varias horas desde que salieron de San Julián a las 13:00. El trabajo de los diputados y auxiliares de esta cofradía resulta más arduo para impedir una desbandada. Todo sea por el decoro en la Catedral. Lugar para el bienestar espiritual (y físico). Al baño, pero con orden.
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