Unas 2.300 sepulturas del cementerio de Sevilla serán demolidas para levantar otras nuevas

El presupuesto asciende a los 160.000 euros y las obras durarán tres meses

Un paseo por las tumbas, criptas y mausoleos del Cementerio de Sevilla

Sepulturas dispuestas en la calle San Clemente del cementerio de San Fernando.
Sepulturas dispuestas en la calle San Clemente del cementerio de San Fernando. / Juan Carlos Muñoz

El zafarrancho de obras que se ha apoderado de la ciudad llega también al cementerio de San Fernando. Alrededor de 2.300 sepulturas de pared serán demolidas por su estado ruinoso y por peligro de colapso. Serán todas las pertenecientes a la calle San Clemente, en la cara interna del muro que constituye el cerramiento oeste del camposanto, lo que supone 539 metros de recorrido que colindan con la Avenida Doctor Fedriani. Este será el paso inicial para, posteriormente, levantar otras nuevas y atender a la enorme demanda. El presupuesto de esta actuación asciende a los 160.000 euros y las obras tendrán una duración de tres meses una vez se adjudique el pliego. Las obras serán al aire libre, desde prácticamente la puerta principal de acceso al cementerio de San Fernando hasta la confluencia con el cementerio musulmán. En total, se adecuará una superficie de 1.212,75 metros cuadrados.

Estas sepulturas conforman uno de los conjuntos más antiguos de este tipo de unidades de enterramiento. Están construidas con materiales tradicionales y datan de la primera mitad del siglo XX. Según la memoria de las actuaciones, que firma el arquitecto Tomás Aguilar Duque, los nichos han sufrido “asientos diferenciales en su base de cimentación” y “los elementos constructivos han perdido la cohesión entre los componentes de las diferentes fábricas” como consecuencia de varios ciclos de inhumación y exhumación de restos, pero también por la exposición continua a inclemencias climáticas. Todo ello ha provocado numerosos “desplomes y grietas” que obligan a su demolición.

Aunque la calle San Clemente se trate de un bloque formado por un tramo de planta rectangular, está dividida en tres tramos. El primero, compuesto por 96 columnas y cinco unidades por columna, dando lugar a 480 unidades de enterramiento. El tramo 2, con 26 líneas y cinco unidades por columna, en lo que supone 130 unidades de enterramiento. Por último, el tramo 3 con 418 líneas y con cuatro unidades por columna, en lo que supone 1.672 unidades.

Los nichos están construidos con materiales tradicionales y datan de la primera mitad del siglo XX.
Los nichos están construidos con materiales tradicionales y datan de la primera mitad del siglo XX. / Juan Carlos Muñoz

La memoria especifica que, en los tramos uno y tres, cada hueco posee las siguientes dimensiones libres: 0,75 metros de ancho, 0,47 metros de alto (en la clave del arco rebajado), y 2,25 metros de fondo. Sobre cada columna de sepulturas y bajo cubierta, existe una cámara de ventilación abierta a fachada - de 0,18 metros de altura libre- del mismo ancho y fondo que los huecos de nichos. La cubierta es "a un agua, a la andaluza, con pendientes muy suaves". En origen, estaba acabada con solería de baldosín cerámico que vuela en los bordes sobre un pequeño recrecido, formando un elemento decorativo de remate a modo de cornisa-goterón. Sin embargo, en la actualidad está recubierta por diversos paños de tela asfáltica que se han ido añadiendo en sucesivas reparaciones.

El tramo dos es diferente morfológicamente. Es de cinco líneas de altura, además de tener el hueco unas dimensiones de 0,55 metros de alto y 0,72 metros de ancho. La profundidad es la misma que la de los otros dos tramos, quedando todos alineados por el frontal. Los elementos portantes verticales tienen una anchura de 0,25 metros, que es la separación existente entre huecos.

El estudio valora que, "por viabilidad técnica y rapidez en la ejecución de las obras", se propone "la demolición por medios mecánicos y manuales, desde la cubierta hasta la cota del terreno, incluyendo parte de la cimentación que se excavará en cajeado hasta 15 centímetros bajo rasante".

Posteriormente, se dotará a la zona de solera de hormigón y firme de albero compactado. Además, se saneará y pintará el muro que resulte visto de la actuación, utilizando ladrillos, picado, enfoscados, reposición de albardillas y pintado.

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