Apertura del curso de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras: En memoria del hombre que amaba las buenas letras

Sevilla

Pablo Gutiérrez-Alviz Conradi recuerda en la sesión de apertura al doctor Ismael Yebra Sotillo

Dos nuevas incorporaciones aumentan la nómina de mujeres en la Real Academia de Medicina

Apertura del curso de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras
Apertura del curso de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras / Juan Carlos Vázquez

Cuando la Real Academia de Sevillana de Buenas Letras decidió en 1849 que los académicos fallecidos recibieran como homenaje una sesión de elogio fúnebre, conocida como necrológica, indicaba ya los lazos de amistad casi fraternal que se crean entre los académicos. Por esta razón, el director de la institución, Pablo Gutiérrez-Alviz Conradi comenzó su intervención en la sesión de apertura del curso recordando este hecho para posteriormente, dedicar su discurso "al hombre que amaba las buenas letras", el añorado doctor Ismael Yebra Sotillo. Sus charlas y confesiones bajo el paraguas de la amistad han trufado su intervención donde el homenaje ha tomado forma de una descripción en la que la admiración y el cariño hacia Ismael Yebra Sotillo ha hecho que la sonrisa se asome a la cara no sólo de los académicos, sino también de quienes lo conocieron.

Recordó la primera vez que vio al doctor, quien le precedió en la dirección de Buenas Letras, en su consulta a la que acudió para que tratara a su hijo y con quien terminó hablando de literatura.

Durante su discurso, el director de Buenas Letras reveló que en un texto inédito de Yebra Sotillo, una especie de ensayo sobre las tabernas, alegaba "nunca me alegré de criarme en una taberna. Nunca me gustó. Tal vez mi afán por estudiar se debió en gran parte al deseo de abandonar la taberna".

Gutiérrez-Alviz realizó un recorrido por la obra literaria de Ismael Yebra, recordando desde las Memorias de Juan Calasancio, 2011, "donde sólo he encontrado una crítica, más que lógica y necesaria a un cruel y violento maestro" aunque "deja fuera de estas memorias cosas por haberlas olvidado".

Otra de las cuestiones que Gutiérrez-Alviz destacó durante su discurso fue que Yebra Sotillo era "un sevillano peculiar" que compartía "su patria chica del barrio de la Alfalfa" con Sanabria y Umbrete, “lugares de los que escribió libros deliciosos".

Durante su intervención, el director de Buenas Letras se detuvo en Sevilla vista desde la Alfalfa (2007) que contiene "una constante declaración de amor a su ciudad natal donde, con la salvedad de su devoción por la Semana Santa, se revuelve contra los tópicos tradicionales de nuestra ciudad". Para Yebra Sotillo, la Sevilla auténtica se encuentra en otoño.

Su atracción por los lugares solitarios y alejados “donde prevalecen el silencio y la paz” le llevó a su amor por la vida de clausura que quedó reflejado en varios libros como Entre monjas y frailes (2016) o Sevilla en clausura (2012).

En el discurso también destacó su trabajo como columnista en Diario de Sevilla, todos los jueves, desde enero de 2015 hasta mitad de diciembre de 2021, una semana antes de fallecer, no faltó a su cita con los lectores bajo el epígrafe Sine Die .“Algo escrito sin plazo ni fecha fija. Quizá intuía que perdurarían y que su escritura estaría siempre vigente”, señaló.

Tras hacer un recorrido por los temas de sus artículos, afirma que el hombre que amaba las buenas letras, también tenía “pasión por los libros, las librerías y la lectura” e “incitaba a la lectura sin descanso”.

Como no podía ser de otra forma, recorrió sus discursos en la Real Academia de Buenas Letras. La primera de ellas fue sobre el académico más antiguo, Juan de Dios Ruiz Copete, el siguiente fue sobre la vida en las clausuras. Don Ramón de la Sota y Lastra y la orden de San Antonio Abad o Romero Murube fueron también temas de sus discursos. La última, en 2021 fue sobre los tiempos de la pandemia.

Gutiérrez-Alviz concluyó que lejos de ser un intelectual malogrado por su prematura muerte, Ismael Yebra Sotillo, ha dejado “el excelente legado de su vida ejemplar, tanto en su espléndida obra profesional como en la literaria”, pero sobre todo, “Ismael Yebra era esencialmente bueno”.

stats