"Fui a Bonn a aprender alemán y me enseñaron a decir tacos en español"

Los invisibles. Virgilio Ortega.

Fue director editorial en Salvat, Plaza y Janés y PlanetaAgostini. Conoció a Cela y Delibes. Experto en jeroglíficos, al jubilarse estudia la etimología de las palabrotas.

"Fui a Bonn a aprender alemán y me enseñaron a decir tacos en español"
Francisco Correal

14 de marzo 2015 - 05:03

PAISANO de San Fernando, Virgilio Ortega (Zamora, 1944), trabajó en Barcelona con el editor Lara. Licenciado en Filosofía, se doctoró en tacos en una fábrica alemana de regaliz y caramelos.

-Su libro 'Palabrotalogía' tiene dos rombos...

-La mayor de mis nietas tiene quince años y ya lo puede leer. Tengo una nieta española y dos noruegas que viven a doscientos metros de un fiordo. Mi hijo se enamoró cuando estudiaba en Barcelona de una vikinga.

-Usted sí ha sido suegro de una noruega, lo que estuvo a punto de conseguir el rey Juan Carlos.

-No soy quién para meterme en la vida de nadie.

-¿Cuántos libros editó?

-En un ataque de humildad, en mi currículum pongo cinco mil, pero he editado más de diez mil. Más de cuatro mil vídeos, entre películas y documentales, dos mil discos, una historia del rock.

-¿Cómo empieza en Planeta?

-Entré a las nueve de la mañana del día siguiente a la final de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Editamos casi ciento cincuenta libros. Tenía una acreditación con la cinta de Moebius con la que podía entrar en todos sitios. Estuve junto a Nelson Mandela y el príncipe Alberto de Mónaco.

-¿Y en la Expo?

-Vine tres veces, me propusieron hacerme cargo de las guías, pero no podía estar en dos sitios.

-¿Vio jugar a Urdangarin?

-Me impresionaron más los de la NBA.

-¿Qué escritor homologa las palabrotas como valor literario?

-Cela fue importante porque rompió el tabú. Publiqué su Diccionario secreto. Estuve en su casa de Mallorca. En sus dos casas. Una la tenía llena de libros. Era coleccionista de tapaderas de váter, algunas pintadas por Miró.

-Estudió en Salamanca y Barcelona. ¿Dónde decían más tacos?

-En tercero de Filosofía Pura me fui a Alemania para aprender alemán y lo que aprendí fue a decir tacos en español. Mis profesores eran los emigrantes españoles de la fábrica Haribo, de regaliz y caramelos, en Bonn, había más zamoranos que alemanes. Aprendí algún taco en alemán que lo usa Mozart en una de sus partituras.

-¿Qué tiempo estuvo en Bonn?

-Tres meses. Después he ido más de treinta veces a la Feria del Libro de Fráncfort.

-Dice que los romanos tenían sesenta maneras distintas de decir puta...

-En griego es porné. De ahí viene la palabra pornografía.

-La bibliografía es de nivel: el Guzmán de Alfarache, la Celestina, el Buscón, el Lazarillo.

-Y La Lozana Andaluza.

-Alberti estrenó una adaptación suya en Cádiz...

-Se le pegó de sus años de Roma. Escribía en caligramas. No tuve la suerte de conocerlo. He paseado por las calles de Valladolid con Delibes, he comido con Pérez-Reverte, fui amigo íntimo de Terenci Moix, de Paulo Coelho.

-¿Qué aprendió de la etimología?

-Los vínculos entre las islas Cícladas, los Cíclopes, la enciclopedia y el Ku Klux Klan. Todos unidos por la idea de círculo.

-¿Trabajó en el Círculo de Lectores?

-Estuve a punto, pero acepté la oferta de Plaza y Janés.

-A Pedro Sánchez se le escapó un 'coño' en su visita al Ebro...

-A unos les molestará, otros lo oirán con indiferencia. Estamos en campaña electoral. La palabra eligere viene de arrancar las malas hierbas y quedarse con las buenas. Cándido y candidato tienen la misma raíz: significa blanco, impoluto, incorrupto.

-¿Su biblioteca ideal?

-He colaborado mucho con la Fundación Nobel, tanto en Estocolmo como en Oslo. Si usted mira los mejores escritores del siglo XX, ninguno tiene el Nobel: Proust, Joyce, Kafka, Tolstoi.

-Tampoco Borges...

-Trabajé con él en una colección con la que pinchamos. Cada libro traía un prólogo de Borges. Alianza los juntó en un volumen.

-¿Qué rarezas tiene?

-Una historia de la música clásica en chino.

-¿Dónde se hablaba peor, en las termas o en las tabernas?

-Decir palabrotas no es hablar mal. Las termas no eran muy higiénicas y de la taberna viene la expresión tabernaria...

-A los taberneros no les gusta.

-Yo no digo nada. Soy un aprovechado. Me aprovecho del Ars Amandi de Ovidio, del Satiricón de Petronio, de ese español obsceno que era Marcial.

-¿La palabrota remite a lo prohibido?

-Son cosas distintas. La primera vez que salí al extranjero, compré en Burdeos, en la librería de un exiliado, cuatro ensayos de Mao en francés y un libro de Carrillo titulado Après Franco, quoi? Hoy no hay dios que los lea.

-¿Qué pretende con este libro?

-Enseñar deleitando, que decía Horacio, o aprender riendo, como dice Pocoyó.

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