La alternativa a los geriátricos tradicionales

Cohousing: Envejecer activos, felices y entre amigos

  • Nace Abante Jubilar Sevilla, el primer proyecto de vivienda colaborativa impulsado por personas mayores

  • Buscan suelo bien comunicado en la capital o el Aljarafe

Viviendas y exteriores de Trabensol, en Torremocha del Jarama.

Viviendas y exteriores de Trabensol, en Torremocha del Jarama. / Trabensol (Sevilla)

Nada de fríos geriátricos ni de viviendas tuteladas ni de jubilarse con el fantasma de la soledad porque los hijos ya no pueden cuidar de sus padres. Mejor vivir la vejez con amigos que colaboren y se cuiden en esta etapa de la vida y seguir manteniendo el estilo de vida de cada uno, las aficiones y la autonomía personal. Y diseñar qué debe tener el lugar donde quieren vivir.

Con esta filosofía, un grupo de seis personas mayores de Sevilla de 60 a 73 años se han constituido en la asociación Abante Jubilar Sevilla para promover la primera residencia sevillana basada en este modelo de vida y de convivencia. Desean disfrutar su senectud de forma activa y rodeado de amigos que se presten una colaboración mutua hasta el final de sus días.

Es lo que se denomina internacionalmente cohousing senior, una opción que funciona con éxito en los países nórdicos y que en España se está extendiendo por todo el país de forma vertiginosa.

Los seis socios de Abante Jubilar Sevilla posan con familiares. De izquierda a derecha: Ignacio Caballero, Fernando León, Manuel Jiménez, Raquel Rico, Ana Criado, Juan Moreno, Pilar Araúz y Maribel Cáceres. Los seis socios de Abante Jubilar Sevilla posan con familiares. De izquierda a derecha: Ignacio Caballero, Fernando León, Manuel Jiménez, Raquel Rico, Ana Criado, Juan Moreno, Pilar Araúz y Maribel Cáceres.

Los seis socios de Abante Jubilar Sevilla posan con familiares. De izquierda a derecha: Ignacio Caballero, Fernando León, Manuel Jiménez, Raquel Rico, Ana Criado, Juan Moreno, Pilar Araúz y Maribel Cáceres. / Abante Jubilar Sevilla (Sevilla)

El proyecto se presentó esta semana en una mesa redonda organizada por la activa asociación Iniciativa Sevilla Abierta (ISA) en el Colegio de Arquitectos de Sevilla y tuvo tal avalancha de personas interesadas –también en los días siguientes– que volverá a abordarse en el mes de marzo en unas jornadas de la Universidad Pablo de Olavide.

“Estamos asombrados por la repercusión que ha tenido este proyecto dirigido a mejorar la vida cotidiana de las personas mayores con un modelo residencial basado en la colaboración, la solidaridad y la autogestión”, explica Raquel Rico, una de las socias de Abante Jubilar Sevilla, profesora jubilada de la Universidad hispalense y socia de ISA. Rico recuerda que en Andalucía esa colaboración se vivía en los corrales de vecinos.

La sociedad ha cambiado mucho. Hay una demanda de otro tipo de residencias que no son las tradicionales por el problema de la soledad, de los hijos con vidas laborales muy complicadas o que viven fuera de España...Queremos una comunidad en la que integrarnos a vivir entre amigos y seguir haciendo la vida que queremos”, abunda Rico.

“En tiempos pasados, padres, hijos y nietos, podían vivir juntos hasta el final de sus días. Pero sabemos que el tipo de vida y de sociedad actual no favorece, sino que puede dificultar drásticamente, esta corresponsabilidad”, relata el grupo en su web (www.abantejubilarsevilla.com).

El proyecto

Los seis socios impulsores llevan tres años trabajando en este proyecto, que se encuentra aún en trámite. Están buscando 3.000 metros cuadrados de suelo con buenas comunicaciones y a buen precio en la capital o en el Aljarafe. Una vez que tengan la parcela calculan que en tres o cuatro años puede estar funcionando. Personas interesadas en formar parte de él no faltan.

La idea es que el residencial tenga 30 viviendas adaptadas con jardines y otras zonas de esparcimiento, y que el edificio sea lo más sostenible y ecológico posible. Los asesores de Abante (la asociación Jubilares, que agrupa a comunidades autogestionadas de mayores que viven en un entorno diseñado por ellos mismos) han recomendado esta cifra de viviendas para evitar dificultades de gestión. Otros cohousing del país funcionan con 50 a 70 viviendas.

Los integrantes de este residencial constituirán una cooperativa que será la titular del conjunto (esperan que sea reconocida de interés social), y sus miembros tendrán derecho o cesión de uso de las viviendas mientras moren en ellas.

El diseño exacto de esta residencia colaborativa lo definirán las personas que se sumen al proyecto. No hay, por tanto, un modelo cerrado. Un referente en el que se mira la asociación es el cohousing Trabensol de Torremocha del Jarama (Madrid), por la experiencia y madurez de las personas que lo promovieron. La cola de espera para entrar en Trabensol es de casi diez años.

Cualquier persona no puede formar parte de este proyecto, sino aquellas que demuestren un compromiso y una sintonía con esta forma de vida. “Cuando tengamos el solar, abriremos el proyecto a las personas interesadas y organizaremos un primer taller para trabajar nuestro grado de compatibilidad. Luego entre los que se quieran quedar acordaremos las normas del centro y de convivencia y el diseño de la residencia”, relata Raquel Rico. “Esto es un compromiso, no una promoción de viviendas. Somos personas que nos vamos a echar manos unos a otros manteniendo la independencia”, recalca.

La atención a la dependencia está garantizada. Abante Jubilar Sevilla quiere que la residencia ofrezca una atención integral centrada en la persona y se adaptará a los distintos niveles de dependencia que puedan presentarse a sus moradores.

El escollo del suelo

Tras contactar con muchos ayuntamientos, el suelo está siendo de momento el mayor problema porque los proyectos de cohousing no se consideran como equipamiento social, con lo cual no pueden disponer de parcelas de este tipo que son las de precio más asequible, a menos que se modifique la norma urbanística.

En otros casos han encontrado suelos calificados con uso educativo en los que no se va a construir ningún colegio y podrían calificarse con otros usos, pero para eso hace falta esperar varios años de trámites.

Una posible cesión de suelo público sería lo más interesante. Hay una opción interesante en Sevilla capital: el plan de vivienda aprobado en diciembre incorpora cambios para que este tipo de iniciativas puedan acceder a un suelo público. La financiación por parte de los bancos parece que supone menos problema porque las entidades bancarias están financiando en España este tipo de modelos residenciales al no revestir riesgo.

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