Del 24 al 28 de enero Ifema (Institución Ferial de Madrid) es la tierra de los miles de viajes. No hay opción de experiencias, sensaciones o tesoros por descubrir en la primera feria internacional de turismo del calendario y una de las más importantes junto con la ITB de Berlín y la World Travel Market de Londres. Todo lo que se cuece en este cambiante sector está en estos días en Madrid. No sólo en el recinto del Campo de las Naciones madrileño, sino también en las calles y hoteles. 

Los taxistas, ese barómetro de cualquier ciudad sea grande o pequeña, lo comentan. "Con Fitur es alucinante cómo aumentan los servicios", explica uno de ellos mientras deja a uno de los clientes. "Pero el tráfico también se resiente aún más. A los atascos habituales se suman el aumento de los vehículos que van a Ifema". El precio de las carreras desde la zona de Recoletos no baja de los 25 euros. El Metro es una buena opción una vez que te haces a los transbordos y las líneas.

Que en Fitur hay que estar es algo que tienen claro todos los agentes turísticos, en mayor o menor medida. La diferencia es cómo y con qué. Lo que está claro en un paseo por los distintos expositores es que el destino entra por los ojos. La luz, los colores, incluso los olores juegan siempre a favor. Eso lo saben muy bien los líderes. El Caribe, en general todos los países sudamericanos juegan con la luz y los colores.

No hace falta irse tan lejos, en España, los expositores de la Comunidad Valenciana, Madrid o Turespaña juegan con la luz y los espacios abiertos. Una combinación de la que podría tomar nota Andalucía para el diseño del próximo año, porque el negro predominante daba cierta sensación de oscuridad, sobre todo en los expositores exteriores. Aunque se quiso matizar con los tonos amarillos, rosas y azules suaves, casi de bebé, la verdad es que no daba sensación de la luminosidad que tiene Andalucía.

El tiempo y el negocio generado dirá también la rentabilidad de que Sevilla acuda separada de la provincia y de Andalucía a una cita de estas dimensiones. Si la ciudad quiere aumentar la media de pernoctaciones necesita sinergias con otros destinos. Puede que sea "la ciudad más bonita del mundo", como se han cansado de repetir el presidente de la Diputación y el alcalde, para muchos. Pero el mundo es cada vez más asequible y se descubren no sólo ciudades bellas, sino paisajes, playas y experiencias.

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El turismo es un mercado competitivo y cambiante donde conflictos bélicos, desastres naturales o pandemias pueden cambiar cualquier previsión de sesudos estudios económicos. La unión hace la fuerza, y en turismo tan competitivo como el actual, es necesaria mucha potencia de destino y complementar ofertas para aumentar pernoctaciones y, por tanto, aumentar el gasto medio del turista en Sevilla.

En cualquier caso, habrá que repensar el formato de las presentaciones en el escenario central del pabellón de Andalucía. Que el alcalde de la capital de Andalucía de su discurso el primer día de la Feria a las seis de la tarde con un pabellón prácticamente vacío con un público compuesto por profesionales saliendo para volver al hotel, no es muy de recibo, sobre todo si se supone que lo que estaba desgranando son las líneas estratégicas del turismo en la ciudad.

El segundo día, sobre las once de la mañana ya habían pasado por el pabellón de Andalucía 36.756 personas.

Los tres días dedicados a los profesionales del turismo dan paso al fin de semana donde todo el público podrá conocer la oferta de cada uno de los países y empresas. Porque no hay que olvidar que el turismo está íntimamente relacionado con sectores como el transporte, las comunicaciones o incluso las nuevas tecnologías. La Feria Internacional de Turismo es una especie de menú degustación donde se cogen ideas de lo que hay para después elegir lo que realmente interesa. 

Figurantes promocionando el Concert Music Festival de Chiclana de la Frontera.

Es habitual ver sobre los kilómetros de moqueta que tapizan el suelo de Ifema un continuo deambular de personas con trolleys, ordenadores en mano y bolsas de tela repletas de folletos. Colas en cualquier expositor donde haya degustaciones y buscarse la vida para comer a base de lo que ofrecen los pabellones en los showcookings. Las jornadas de Fitur son maratonianas y hay que intentar no desfallecer. 

Pero más allá de toda esa historia, es un gran lugar de negocios. Es cierto que los acuerdos que se cierran durante la fiesta son fruto de conversaciones previas, pero también es verdad que se han realizado numerosos contactos en las áreas de trabajo destinadas a Networking en el pabellón de Andalucía. Muestra de ello son el continuo ir y venir de reuniones en el área dedicada a la provincia de Sevilla y en la zona de Andalucía business junto a la cafetería del pabellón. Se ha echado en falta un mayor espacio en las salas de presentaciones provinciales donde la acumulación de personas provocaba alguna que otra bulla en el pasillo. Aunque, bien mirado, puede ser otra de las experiencias: una bulla sevillana. 

Una de las bullas en el pasillo de las salas de presentaciones provinciales.

Con una visión amplia del turismo, la oferta andaluza tiene más fuerza vendida como un todo. Si se trata de captar al turista asiático o estadounidense, mercados con alto poder adquisitivo, hay que tener en cuenta que la mayoría ven a Europa como un todo y plantean estancias largas con sitios concretos que visitar. Por eso, que la capital de Andalucía esté fuera del pabellón de la región ha chocado a algunos visitantes profesionales que se acercaban al pabellón 5 de Ifema preguntando por la ciudad, el único territorio junto con Nerja, que no estaba incluido en el pabellón de Andalucía. 

En una vuelta por los pabellones se puede ver de todo: una mujer haciendo los típicos sombreros de Ecuador, cruzarte con el mismísimo Tadeo Jones o ver la magia de los conciertos del Festival Concertour en Chiclana de la Frontera. Incluso ver a un artista pintar un caballo con vinos de Jerez. Hay espacio para andar entre los glaciares argentinos, dormir en una habitación del mítico hotel Capitol, una experiencia que la cadena Vincci ha llevado por primera vez a una feria de turismo o que una santera te ponga una pulsera del Señor de Bomfin de Salvador de Bahía. Todo vale para llamar la atención y que tu oferta sea la elegida para entrar en las grandes cadenas turoperadoras del sector.

Podría decirse que en Fitur hay fitureo que es una especie de postureo turístico que se puede medir por el número de bolsas de tela que lleva, los cócteles que ha tomado o los showcookings a los que ha acudido. Y por supuesto, la colección de fotos de los expositores y figurantes. Porque en Fitur te cruzas con todo tipo de vestidos típicos, mascotas o disfraces más o menos extravagantes.

Un fitureo que no está reñido con el intenso trabajo. Muchas reuniones casi milimetradas porque el tiempo vuela y turoperadores, agencias y demás agentes turísticos aprovechan los tres días para hacer contactos de todo el año. Porque lo más llamativo son los expositores de los países, pero también hay empresas: cadenas hoteleras, agencias de viajes o turoperadores tienen su espacio en Ifema.