Gastronomía

La gala Michelin reúne en Sevilla a 900 personas y tendrá un impacto de 4 millones de euros

  • Ocho cocineros andaluces distinguidos con estrella, dirigidos por Ángel León, prepararán la cena posterior a la ceremonia en el Casino de la Exposición

  • El evento será el mayor de los organizados en la última década 

  • Sevilla busca su sitio en el universo Michelin

La gala Michelin.

Sevilla se convertirá este miércoles en la capital europea de la gastronomía. La gala de presentación de la Guía Michelin de España y Portugal es el mayor evento del sector y tendrá en la ciudad un impacto económico de cuatro millones de euros.

Son los datos que ya baraja el Ayuntamiento de Sevilla, que, antes de que se desvelen los nombres de las nuevas estrellas de este universo culinario, considera que el acontecimiento es un triunfo para Sevilla, una oportunidad para que el sector siga creciendo en los próximos años.

La gala, de entrada, es la mayor que se ha organizado desde que en 2008 se instaurase dicha ceremonia. Un total de 900 personas, de las que 600 son invitados y el resto profesionales de la alta cocina. 

Un menú de diez estrellas

La gala Michelin es el tercer evento gastronómico de un otoño cargado de sabor en Sevilla. Sabor andaluz tendrá el cóctel que comenzará en el Casino de la Exposición tras la gala en el Teatro Lope de Vega. Bajo la batuta del triestrellado Ángel León (Aponiente), los encargados de elaborar las creaciones que se degustarán son siete chefs andaluces con estrella Michelin: Julio Fernández (Abantal, Sevilla), Xanty Elías (Acánthum, Huelva), Pedro Sánchez (Bagá, Jaén), José Álvarez (La Costa, Almería), José Carlos García (José Carlos García, Málaga), Juanlu Fernández (LÚ Cocina y Alma, Jerez) y Paco Morales (Noor, Córdoba).

Una gala con sabor centenario

El evento se celebrará en el Teatro Lope de Vega y en el Casino de la Exposición, un acto que coincide con el 110 aniversario de la publicación.  En 1889, los hermanos André y Edouard Michelin fundaron en Clermont-Ferrand, en el centro de Francia, la empresa de neumáticos que lleva su nombre, animados por la previsión positiva de la industria automovilística en el país galo, que contaba entonces con menos de 3.000 vehículos. Para apoyar el desarrollo de la industria y, al mismo tiempo, el crecimiento del grupo Michelin, decidieron proporcionar a los automovilistas una pequeña guía que facilitase el viaje. Así surgió la Guía Michelin.

En 1923 apareció en la Guía Michelin la rúbrica "Hoteles y restaurantes recomendados". Por primera vez que se citaban en ella los restaurantes independientes pues, hasta entonces, solo se mencionaban restaurantes de hotel. Conscientes del creciente interés que suscitaba la sección de restaurantes, los hermanos Michelin reclutaron un equipo de misteriosos comensales, quienes hoy en día se conocen como "inspectores", para que visitaran y valoraran de forma anónima los restaurantes.

En 1926, la Guía Michelin comenzó a valorar con estrellas la calidad de los establecimientos de restauración, aunque inicialmente solo se adjudicaba una estrella. Cinco años más tarde, se estableció la jerarquía de una, dos y tres estrellas y en el año 1936 se publicaron los criterios aplicados para la concesión de dichos galardones, cuyos criterios han estado vigentes hasta la actualidad.

Un año de visitas de inspectores

Cuando Michelin pone su foco en una ciudad, los restaurantes de ésta reciben muchas visitas de inspectores. Es lo que ha pasado en los últimos meses en Sevilla.  Los inspectores son trabajadores del Grupo Michelin que acuden a los establecimientos para testarlos y poder recomendar a los clientes las mejores experiencias gastronómicas y de alojamiento. Testan de manera anónima mesas y habitaciones para apreciar el nivel de prestaciones que se ofrecen a todos los clientes. Pagan la cuenta y, después, pueden revelar su identidad para obtener algún tipo de información complementaria. Los criterios de clasificación son idénticos para todos los países que cubre esta prestigiosa publicación.

Criterios y categorías

No están escritos, pero los criterios que los inspectores tienen en cuenta tienen que ver con la selección de los productos, creatividad, dominio de los puntos de cocción y de los sabores, relación calidad/precio y regularidad.

Hay varias categorías. Estrellas, de una a tres, y otras distinciones: bib gourmand y plato.  

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