El Gran Poder centra el foco sobre Los Pajaritos

La plataforma cívica Tres Barrios-Amate agradece a la hermandad la oportunidad que les brinda para eliminar prejuicios y estereotipos

Los vecinos se muestran muy críticos con la administración, que tras años de abandono sólo arregla las calles por las que pasa la procesión

El Señor del Gran Poder por el barrio de Los Pajaritos.
El Señor del Gran Poder por el barrio de Los Pajaritos. / Antonio Pizarro

El traslado del Señor del Gran Poder a los Pajaritos, la Candelaria y Amate ha servido para centrar el foco informativo sobre estos barrios, que por una vez aparecen en las noticias por un motivo festivo y de celebración y no en las páginas de sucesos. Los vecinos agradecen el trasiego continuo de gente, de toda Sevilla, que "sin duda está sirviendo para ubicarnos en el mapa urbano y eliminar los prejuicios y estereotipos que puedan existir". "Pese a nuestros problemas y dificultades, participamos como cualquier otra barriada de la vida de la ciudad y, por tanto, nosotros también somos Sevilla", expuso ayer la plataforma cívica Tres Barrios-Amate en una nota de prensa.

Esta entidad agradece a la Hermandad del Gran Poder la iniciativa que está llevando a cabo estos días, algo que (unido a las actividades sociales que desempeña habitualmente la cofradía) "sirve para señalar que combatir la pobreza que habita en esta y otras zonas de Sevilla debe ser una tarea prioritaria de todos los agentes políticos, sociales, económicos y religiosos con presencia en nuestra ciudad". El objetivo no es otro que romper la "transmisión intergeneracional de la pobreza, que condena a la infancia de hoy a ser adultos empobrecidos del mañana".

La plataforma vecinal se muestra muy crítica con el Ayuntamiento de Sevilla. "Tras años de abandono y con una larga lista de promesas incumplidas, se ha apresurado en asfaltar y adecentar, exclusivamente para la ocasión, las calles por las que ha transitado la procesión. Parece un intento de maquillar una realidad cotidiana que no puede ocultar la desidia municipal y del resto de las administraciones públicas, incapaces de atajar la progresiva desigualdad que se está instalando en nuestra sociedad y de la que nuestro barrio es un claro exponente", apunta la nota, que firma el portavoz del colectivo, Fernando de Armas.

La entidad hace un pequeño repaso de la historia de Tres Barrios, que "fue desde su origen un arrabal obrero, construido con inusitada rapidez por iniciativa pública y eclesiástica, con viviendas de escasa calidad, raquítico equipamiento y callejero carente de casi todo, pensado siempre como zona periférica, aunque ubicado junto al que pronto sería uno de los barrios más ricos y lujosos de la ciudad".

A pesar de ello, las personas mayores que quedan en el barrio "recuerdan aquellos días como la mejor época vivida en la zona". Eran familias jóvenes y numerosas, esperanzadas en los beneficios del prometido desarrollo económico, que vivían en cierto ambiente de camaradería. "Buena vecindad, tranquilidad, como en una familia", apuntan. Había un "uso respetuoso de los escasos y mal equipados espacios comunes" y una "significativa participación vecinal, eso sí, bastante reivindicativa, en la que las comunidades cristianas de la Candelaria, la Blanca Paloma y Santa Teresa jugaron un papel fundamental como aglutinante de la sociabilidad de los vecinos".

Sin embargo, desde hace casi cuarenta años se ha ido produciendo un "profundo deterioro de las condiciones de vida", hasta el punto de que Tres Barrios está considerado el segundo barrio más pobre de España, justo por detrás del Polígono Sur. La plataforma indica varios factores que fueron influyendo en esa decadencia.

En primer lugar, el trasvase a otras zonas de los jóvenes más dinámicos provocó un natural envejecimiento de la población. "Muchos mayores quedaron solos, atrapados en pisos sin ascensor, con graves problemas de salud agravados ahora por culpa de la pandemia y pendientes de una limitada y lentísima implementación de los cuidados para la dependencia".

Segundo, las viviendas carecen de los estándares de calidad hoy exigidos. Muchos edificios son casi inhabitables y en no pocos inmuebles hay una "alarmante insalubridad" que aflora en los bajos de los bloques. "Todo ello provoca una enorme inestabilidad de su ocupación, se generalizan los desahucios, las compraventas sin garantías jurídicas, el subarriendo de habitaciones y su utilización como puntos de venta y consumo de estupefacientes.

El tercer punto que destaca la plataforma es el aumento del desempleo, que sube cada vez que hay una crisis económica sin que logre recuperarse durante los periodos de crecimiento. "La falta de formación y experiencia sólo permite el acceso a trabajos mal remunerados o no regularizados, como la recogida de cartón y chatarra, la venta ambulante o el servicio doméstico por horas".

En cuarto lugar, y como consecuencia de lo anterior, miles de familias se ven privadas de recursos básicos, alimentos, vivienda digna, luz agua, ropa, material escolar o medios higiénicos. "El Ingreso Mínimo Vital ha afectado a muy pocas familias y la respuesta de los servicios sociales comunitarios son permanentemente mejorables por la escasez de personal, saturación de demandantes con largas listas de espera, excesiva temporalidad en la tramitación de ayudas, insuficiencia de recursos económicos y limitación de la atención a la asistencia puntual y de emergencia".

Otra cuestión es la situación educativa, "que deja mucho que desear". Además de un elevado porcentaje de analfabetismo residual, tres cuartas partes de la población carece de estudios primarios. "El absentismo, el fracaso, el abandono y la conflictividad escolares, singularmente en la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), son muy superiores a la media de la ciudad". Las personas con estudios postobligatorios o universitarios representan un número insignificante.

Todo este conjunto de problemas se ve agravado por la constitución de "espacios de exclusión social en amplias zonas del barrio, donde la presencia de la droga deriva en un aumento de la delincuencia y la inseguridad". La plataforma destaca que la venta de estupefacientes al menudeo se ha ido transformando en la instalación de centros de venta y consumo, "manejados por clanes sin escrúpulos e instalados en bloques familiares en los que, por ello, los niños están necesitados en todo momento del acompañamiento y la protección de sus padres".

"En tal situación es fácil un clima de enfrentamientos y reyertas que a veces han conducido a episodios de violencia. Todo ello, pese a su carácter minoritario, no deja de provocar un permanente recelo y temor del vecindario y una extendida reputación de los barrios, que no coincide con la realidad generalizada de sus moradores", reflejan los vecinos.

La plataforma cívica Tres Barrios-Amate se creó hace más de quince años, "para hacer frente a este desolador panorama". La forman una veintena de entidades sociales de la zona y lleva un "diagnóstico riguroso" de los problemas reales del barrio. Elaboró con el Ayuntamiento y la Junta un plan integral cuyo objetivo es la transformación global de la zona, de manera que "deje de ser un espacio de exclusión y marginalidad y se integre plenamente y con todo derecho en el ámbito de la ciudadanía".

Para ello se programaron una serie de intervenciones públicas a largo plazo sobre el urbanismo, la vivienda y el territorio, la convivencia y la seguridad, el empleo, el desarrollo económico y los servicios sociales. Sin embargo, la aplicación concreta de este plan apenas se inició "por la negativa de las administraciones a ponerlo en práctica". "Lo escasamente y a duras penas conseguido no pasa de ser un parcheado incapaz de abordar las soluciones globales que los barrios necesitan. La situación de Tres Barrios no es casual: es la excrecencia de la injusticia del sistema socioeconómico vigente y de la negligencia de las administraciones y fuerzas sociales y políticas que lo sostienen y perpetúan".

Para los vecinos, la visita del Gran Poder "debe constituir un revulsivo esperanzador que acreciente la conciencia ciudadana de las carencias expuestas y de la necesidad de su erradicación, lejos de actitudes limosneras". Pero, advierten, "la rehabilitación transformadora del barrio no puede venir de la mano de sus habitantes; sólo una actuación decidida de las administraciones públicas puede acabar con estas bolsas de exclusión social y promover cambios radicales en su estructura socioeconómica". Para ello, concluye la plataforma cívica, es necesario "el abandono de buenos propósitos siempre pospuestos, una estudiada planificación a largo plazo y la inquebrantable voluntad de ponerla en marcha de forma progresiva".

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