Las inspecciones de Hacienda pueden llegar cuando alguien menos se lo espere. Así ocurre en la bodas.
Hay ocasiones en las que la Agencia Tributaria exige facturas por la celebración de un enlace cuatro años después de que se haya celebrado. Incluso cuando los contrayentes ya se han separado.
El fin no es otro que comprobar que las cuentas presentadas por los dueños de los negocios que prestan servicios para las bodas coinciden con lo que los clientes han pagado, que no haya dinero que escape del control fiscal.
Por tal motivo, los inspectores exigen facturas por todos los servicios relacionados con el casamiento. Un gasto que en algunas ocasiones se sitúa en los 30.000 euros.
Los especialistas en la organización de bodas, los denominados wedding planner, aconsejan a los futuros contrayentes que exijan y, sobre todo, que guarden los comprobantes de todo lo que contraten y paguen. Que lo hagan, además, por cinco años, ya que la inspección se puede realizar durante los cuatro ejercicios fiscales siguientes. En este punto conviene prestar atención a los supuestos expertos que se ofertan en redes sociales, ya que con frecuencia abaratan sus servicios a cambio de no pagar el IVA o cobrar en B.
También debe tenerse cuidado con los regalos recibidos. Especialmente con los sobres con dinero y con las transferencias bancarias. Se trata de donaciones, que controla la Hacienda autonómica. Por regla general, la Junta de Andalucía no investiga las que son menores a 3.000 euros, pero debe prestarse atención si se recibe tal cantidad o se ingresan billetes de 500 euros. Ahí puede saltar la alarma. En caso de no haberse declarado, los contrayentes pueden ser multados.
Se ha de guardar factura de todo. Casi desde el primer momento en que se pone fecha y hora para la boda: El maestro de ceremonias en caso de que el matrimonio sea civil, el vestido y los complementos de los contrayentes, el salón de celebraciones, el catering, el wedding planer, los autobuses para el transporte de los invitados, el florista, la decoración, los grupos de música o DJ, las alianzas, los servicios de maquillaje y peluquería, los gastos en papelería, el fotógrafo, el videógrafo y, por supuesto, el viaje de luna de miel.
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