Una quita pactada entre las partes para recuperar cuanto antes el dinero y evitar un litigio. La Universidad de Sevilla ha renunciado a 500.000 euros del depósito de 5,5 millones que desapareció tras ser confiado en 2011 al notario Pedro Romero Candau como garantía del pago final a la unión de empresas que ejecutó la obra de la nueva Facultad de Ciencias de la Educación. La institución académica ha alcanzado ese acuerdo con la aseguradora que cubre los daños producidos en su actividad como notario por Romero Candau, que apareció muerto en su vehículo el pasado 3 de marzo, un día antes del fijado para el abono del dinero. La cantidad desaparecida se corresponde con el pago acordado por la Universidad de Sevilla y la UTE Magisterio, formada por las empresas Bruesa y Fernández, Gesai, Electroamsa y Tecysu, en concepto de liquidación definitiva de las obras de construcción del referido centro académico, en el campus de la Pirotecnia. La Universidad optó por el depósito ante el notario para dejar constancia de su firme voluntad de pago en la fecha acordada (el 4 de marzo) con independencia de los desacuerdos que se produjeron en la UTE.

La Universidad se ha garantizado, al menos, el cobro inmediato del 90% del depósito que efectuó cuatro años antes a cambio de aceptar una reducción de más del 9%. Y, no menos importante, ha evitado tener que recurrir a la vía judicial para reclamar la totalidad del depósito, un proceso que hubiera conllevado un número indeterminado de meses. En la negociación han intervenido directamente los abogados de la aseguradora Berkley y los representantes de la UTE.

Los notarios españoles, en la práctica y a la postre, son los que sufrirán las consecuencias de la actuación irregular de su compañero, toda vez que padecen un importante incremento en las primas del seguro que, por las presiones de los órganos directivos del notariado, va a cubrir los daños producidos por Romero Candau.

El Consejo General del Notariado, que agrupa a los alrededor de tres mil fedatarios públicos con despachos en España, ya ha comunicado a sus colegiados que la prima negociada con Berkley España para 2015 -correspondiente al seguro de responsabilidad civil obligatorio en función del Reglamento Notarial- subirá un 5,2% en 2015 como consecuencia de la "alta siniestralidad de los últimos tiempos", quedando fijada en 5,2 millones de euros. Cada notario de España paga en 2014 y 2015 alrededor de 2.000 euros por año por el seguro de responsabilidad civil. La franquicia que se aplicará a cada siniestro seguirá fijada en 15.000 euros, pese a los intentos del Consejo General del Notariado por haber logrado una reducción.

Otro efecto de los daños causados por Romero Candau como notario es que la cobertura de daños por la custodia de objetos o bienes confiados al notario en virtud de su actividad profesional se reduce a partir de 2015, pues la indemnización queda limitada a un máximo de 100.000 euros por siniestro y periodo asegurado.

Fuentes del notariado explicaron a este periódico que es absolutamente "inusual" que haya desaparecido un depósito de 5,5 millones. Los notarios no suelen aceptar depósitos, de hecho el acta de depósito es el único documento de aceptación voluntaria por parte del notario, como establece el artículo 216 del Reglamento Notarial. Y cuando se acepta, el acta incluye las condiciones, como la fecha en la que vence el depósito.

En el propio notariado español, sobre todo miembros del Colegio de Cataluña, ha habido voces críticas que consideraban que el Consejo General no debía asumir el pago de los daños causados por Romero Candau en su actuación como notario. Al mismo tiempo se reconoce el "gesto" de la compañía aseguradora al asumir los pagos, pues podía ser discutible si los daños provocados por actuación dolosa del notario (no así la culposa) debían ser o no cubiertos.

Aún no es posible cuantificar el daño exacto producido por Romero Candau por actuaciones notariales, pues el proceso es complejo e incluye la revisión de caso por caso. Entre los primeros casos que se han cerrado figura, precisamente el de la Universidad de Sevilla, cuya reclamación del depósito se produjo horas antes de que el notario apareciera muerto en su coche bajo un puente de la capital.

Los perjudicados por la actividad profesional de Romero Candau tienen que acreditar mediante la presentación de documentos que, efectivamente, sufrieron un daño y son acreedores a la indemnización. Los perjudicados por otras actuaciones del notario, cuando ejercía como empresario en diferentes actividades o como socio de alguna entidad, tendrán que tratar de cobrar mediante reclamaciones a la herencia yacente.

Todas las fuentes del notariado consultadas coinciden en que los particulares y empresas se fiaban de Romero Candau al ver en la figura del notario a un persona "íntegra, imparcial y de prestigio". Y añaden: "Lo que ha ocurrido es absolutamente excepcional".